(Este es el texto en castellano de mi primera colaboración con la página web de la agencia nacional de noticias griega AMNA. Este texto aparecerá próximamente en griego en la mencionada página web)
Un monstruo político recorre hoy la España de la crisis y la austeridad. Ese monstruo, como Proteo, cambia de forma y se adapta a las circunstancias. Es capaz de mutar. Primero se llamó en 2011, 15M, en recuerdo de la ocupación de las plazas de las principales ciudades, después se llamó Podemos y obtuvo así una nueva dimensión : ya no era simplemente un gran foro de debate político abierto a todos, sino también un instrumento para acabar con el mal gobierno y traer gente normal a las instituciones. Lo logró inicialmente en las elecciones europeas pasando de la nada a 5 diputados. Posteriormente, no paró su subida en los sondeos, llegando a ser la primera fuerza política del país. Esto normalizó Podemos como partido y lo convirtió en buena parte en una máquina electoral, perdiendo así su frescura y la pluralidad y horizontalidad heredadas del 15M. Era algo normal, pues todo partido, como nos enseña Louis Althusser, es un elemento del aparato político de Estado y se define en el "juego político " en oposición a los demás partidos, igual que en un sistema lingüístico los distintos elementos se definen por la oposición de sus rasgos constitutivos. Sin embargo, la sorpresa vino con las elecciones municipales donde candidaturas apoyadas por Podemos, pero que iban mucho más allá de Podemos ganaron las elecciones en las principales ciudades del país. Esto demostró que una organización que pretende una transformación del sistema político no puede estar solo dentro de él, también debe mantenerse fuera, perturbando el sistema con elementos extraños que este no sabe procesar. Hoy, nos encontramos en la recta final para las elecciones generales. Una gran mayoría del electorado popular exige hoy apertura y pluralismo, confluencia de todas las fuerzas que se oponen a la austeridad y al pillaje del país. Solo una fórmula plural y que retome como en las municipales el contacto directo con la ciudadanía tiene posibilidades reales de vencer y de prolongar el movimiento iniciado por Syriza en el otro lado del Mediterráneo. Esta fórmula no puede ser un partido como los demás, ni siquiera una suma de partidos, sino un nuevo monstruo, un Podemos recombinante convertido en hidra de mil cabezas, en esa bestia representativa según todos los oligarcas, desde Platón hasta nuestros días, del pueblo que tanto temen.
Un monstruo político recorre hoy la España de la crisis y la austeridad. Ese monstruo, como Proteo, cambia de forma y se adapta a las circunstancias. Es capaz de mutar. Primero se llamó en 2011, 15M, en recuerdo de la ocupación de las plazas de las principales ciudades, después se llamó Podemos y obtuvo así una nueva dimensión : ya no era simplemente un gran foro de debate político abierto a todos, sino también un instrumento para acabar con el mal gobierno y traer gente normal a las instituciones. Lo logró inicialmente en las elecciones europeas pasando de la nada a 5 diputados. Posteriormente, no paró su subida en los sondeos, llegando a ser la primera fuerza política del país. Esto normalizó Podemos como partido y lo convirtió en buena parte en una máquina electoral, perdiendo así su frescura y la pluralidad y horizontalidad heredadas del 15M. Era algo normal, pues todo partido, como nos enseña Louis Althusser, es un elemento del aparato político de Estado y se define en el "juego político " en oposición a los demás partidos, igual que en un sistema lingüístico los distintos elementos se definen por la oposición de sus rasgos constitutivos. Sin embargo, la sorpresa vino con las elecciones municipales donde candidaturas apoyadas por Podemos, pero que iban mucho más allá de Podemos ganaron las elecciones en las principales ciudades del país. Esto demostró que una organización que pretende una transformación del sistema político no puede estar solo dentro de él, también debe mantenerse fuera, perturbando el sistema con elementos extraños que este no sabe procesar. Hoy, nos encontramos en la recta final para las elecciones generales. Una gran mayoría del electorado popular exige hoy apertura y pluralismo, confluencia de todas las fuerzas que se oponen a la austeridad y al pillaje del país. Solo una fórmula plural y que retome como en las municipales el contacto directo con la ciudadanía tiene posibilidades reales de vencer y de prolongar el movimiento iniciado por Syriza en el otro lado del Mediterráneo. Esta fórmula no puede ser un partido como los demás, ni siquiera una suma de partidos, sino un nuevo monstruo, un Podemos recombinante convertido en hidra de mil cabezas, en esa bestia representativa según todos los oligarcas, desde Platón hasta nuestros días, del pueblo que tanto temen.