domingo, 12 de diciembre de 2021

De las "vacunas eficaces" y el cygnus atratus

 


Según el criterio de falsación -o falsificación- del filósofo de la ciencia Karl Popper todo enunciado que pretenda ser científico tiene que incluir la posibilidad de que algún caso concreto o determinadas condiciones concretas lo hagan falso. Según el ejemplo ya conocido: afirmar que todos los cisnes son blancos es un enunciado científico en la medida en que este enunciado pueda ser falso si existen cisnes negros o rosas.... En el siglo XVIII, los exploradores ingleses descubrieron en Australia cisnes negros (cygnus atratus) con lo cual el enunciado anterior dejó de ser verdadero, aunque no dejó de ser un enunciado científico falsificado por los hechos...un enunciado del pasado.




Si yo afirmo: "las vacunas contra el covid son eficaces, pero la gente se contagia, enferma y hasta se muere porque no son eficaces al 100%", estoy afirmando algo que siempre necesariamente se verifica y, por lo tanto, no es un enunciado científico. Prueba de ello es que cuando la vacuna obviamente no funciona -ocurre ya en muchos casos- no se busca el fallo en defectos de la propia vacuna sino en las personas que no se han vacunado y "contagian a los vacunados" poniéndolos supuestamente en peligro o en los numerosos variantes, que eran perfectamente previsibles tratándose de un virus de ARN con fuerte capacidad de mutación. Nunca podrá afirmarse que la vacuna falla o que no funciona, pase lo que pase en la realidad. Es como si un partidario fanático de la blancura de los cisnes afirmase que el negro de los cisnes de Australia...no deja de ser una variedad del color blanco. Llevando el argumento de la eficacia inquebrantable de la vacuna contra el covid al absurdo, podría decirse que una inyección de agua destilada es muy eficaz contra esta enfermedad...siempre y cuando no nos tropecemos con el virus. La vacuna no llega a ese grado de ineficacia, pero dista mucho de ser tan eficaz como afirman sus zelotes. Precisamente porque la vacuna no es suficientemente eficaz, aunque sus fabricantes y los gobiernos que compran sus productos no lo reconozcan, unos y otros se empecinan en multiplicar y aproximar entre sí las dosis, de dos a tres, de tres a cuatro, cada año, cada seis meses, tal vez cada tres, en obligar a la población a vacunarse bajo coacción y despreciando el principio del consentimiento informado que debe regir la administración de cualquier tratamiento médico...

Afortunadamente, parece que va abriéndose paso en los medios cierto atisbo de la situación real. Esperemos que esto permita volver a un examen de esta basado en criterios científicos o al menos racionales y no en enunciados que se siguen repitiendo como si fuesen verdaderos por mucho que los relativicen o incluso desmientan los hechos. Tuvimos una dolorosa experiencia del efecto nefasto de este tipo de enunciados durante el brutal asalto a la razón y a la democracia que supuso la preparación ideológica de la guerra de Irak. Como se recordará, los EEUU bajo la administración de G.W. Bush decidieron atacar Irak y luego buscaron argumentos para hacerlo. El argumento supuestamente más poderoso es que Irak poseía armas de destrucción masiva. Manipulando brutalmente el sistema de las Naciones Unidas, la administración Bush exigió a Irak que demostrase que no había en su país armas de destrucción masiva. Tarea imposible, pues no se puede demostrar la inexistencia de una cosa cuya definición no sea intrínsecamente contradictoria (por ejemplo un triángulo circular): sólo es posible demostrar la existencia de las cosas por experiencia o por inferencias a partir de la experiencia, pero no hay experiencia alguna de la inexistencia. Ni el recientemente difunto Colin Powell ni Cheney ni los demás demagogos guerreros de la administración Bush fueron sensibles a este tipo de argumentos, ni a la indignación ante esta aberración moral y lógica que se demostró en gigantescas manifestaciones contra la guerra en el mundo entero, tampoco lo fueron numerosos representantes demócratas ni sus cómplices europeos. Una guerra brutal devastó Irak y sentó las bases de un revitalización del yihadismo que culminó en el Daesh y otros movimientos violentos y oscurantistas. Las Naciones Unidas no volvieron a levantar cabeza.

Un atentado contra la lógica pudo entonces y puede hoy tener las más funestas consecuencias para la libertad y hasta para la salud y la vida de las personas. Conviene que los ciudadanos y los gobiernos actuemos con más prudencia en esta cuestión y dejemos la decisión de la vacunación a los médicos que puedan recetar las vacunas caso por caso según las necesidades del paciente y con su consentimiento informado. En bastantes casos, incluso un pequeño grado de eficacia media de una vacuna -o de algunos otros medicamentos- puede ser útil, lo que no puede serlo es que se vacune a la fuerza y sin necesidad alguna a toda la población con un producto que da pruebas cada día de su limitada eficacia.

domingo, 9 de mayo de 2021

¿Libertad para qué? Sobre la libertad y la cerveza

 ¿Libertad para qué? Hay quien cita al peor Lenin, pudiendo citar al mejor: "Donde hay Estado no hay libertad, donde hay libertad no hay Estado". Libertad, sí, sin más. Para que unos mindunguis con poder y sin ninguna razón válida no te la puedan quitar. Libertad contra las privatizaciones de la Sra Ayuso y las que realizará la izquierda, libertad de tomarse unas cañas y de ver a tus amigos, libertad de que tu médico te pueda prescribir un tratamiento desde los primeros síntomas impidiendo así que mucha gente enferme gravemente y acabe en el hospital o muerta. Libertad para que no te dejen morir encerrado en una residencia sin tratamiento alguno. 

Libertad es potencia intelectual efectiva, ilustración, que permita, en un debate público honrado y sin manipulaciones, comprender el porqué de unas medidas sanitarias, en lugar de tener que tragar cualquier cosa y su contrario. Libertad para preferir, por excelente razones, vacunas clásicas como la cubana o la francesa a vacunas experimentales. Libertad para poder vivir, actuar, pensar, uno solo y con los demás, y también para salir y tomarse unas cañas tranquilamente. 

Libertad es libertad frente al miedo, rechazo de la humillación intelectual y moral impuesta desde un poder oscurantista y anticientífico que habla de la ciencia como de ella hablaban los teólogos que juzgaron a Galileo: una "ciencia" sin ilustración, sin uso público de la razón, sin debate. Una "ciencia" que encierra claras intenciones de dominación. Un poder que se tomase en serio la ciencia, por catastrófica que hubiera sido la situación, nunca hubiera recurrido al miedo, sino al debate público, a la ilustración pública. 

En Kerala, un país pobre de 36 millones de habitantes, han muerto 5600 personas de covid. Allí los médicos tienen protocolos de tratamiento desde los primeros síntomas, como en Cuba. La prueba de que funcionan es que, a pesar del aumento, paralelo al del resto de la India, de los contagios de covid, el número de muertos sube muy poco, porque la curva de curaciones sigue de cerca a la de contagios. Es cierto que la semana próxima todo Kerala estará confinado por primera vez. Supongo que la gente, a la que las autoridades han tratado decentemente, dando toda la información necesaria, respetará un confinamiento limitado y justificable por la cercanía de otros Estados en los que se están produciendo aún más contagios y muertes. 

Se pueden hacer otras cosas frente a la epidemia, con éxito. Lo peor es lo que se ha hecho y se sigue haciendo en España, Bélgica, y otros muchos países europeos, lo peor porque hay más muertos por millón que en el Brasil de Bolsonaro, lo peor porque existiendo medios de tratar a los enfermos se les niega ese tratamiento a la espera de las vacunas y se les confina sin que sirva de gran cosa. Lo peor, porque unos países ricos como los nuestros se ponen a la altura de los países del Tercer Mundo más desiguales en los cuales la mayoría de la gente no tiene acceso a la salud. Las vacunas son útiles para proteger a los sectores más vulnerables, pero centrarlo todo en ellas es una simple demencia que estamos pagando muy caro. Algo muchísimo más peligroso y mortífero que el que los jóvenes se rebelen contra un poder arbitrario y beban cerveza, bailen y se abracen. Sólo un espíritu triste y amargado puede lamentar que la gente se alegre y disfrute de la libertad de encontrarse y de vivir como seres humanos.


Tomarse una caña es un acto de consumo y muchos desde la izquierda lo consideran hoy un mal, no sólo por que ese gesto de consumo social se realice en plena pandemia, sino por el mero hecho de que se realice. Con todo, el consumo, como la producción que es su otra cara, son actos propios de la vida social humana. No veo qué demonios tienen de malo, a menos que se sea un puritano fanático. El único problema del consumo no es que se consuman productos sino productos bajo la forma mercancía, lo cual implica un carácter ilimitado tanto del consumo como de la producción y de la ganancia. Esto último es cierto, pero si vives en una sociedad capitalista, todo lo que consumes son mercancías y tendrías que sumirte en la miseria y la tristeza para evitar consumirlos. Disfrutar de placeres es, naturalmente, un acto de libertad, imponerse normas ascéticas es un acto de servidumbre voluntaria tan intenso como imponerse un consumo sin trabas. Yo no critico a Ayuso por esa banalización, creo que lo que expresa es un mínimo de libertad que casi todos valoramos. Quien nos quita ese mínimo, amenaza con quitarnos el máximo, esto es la libertad de pensar y de actuar ética y políticamente. No creo que los confinadores compulsivos y los vacunadores imprudentes respeten ni siquiera ese mínimo ridículo de libertad que hoy, por su estupidez y tiranía se ha convertido en una bandera que la derecha ha podido recoger del fango.


Quien dude de que se puede hacer otra cosa, puede mirar la página del gobierno de Kerala: enlazo la página del gobierno de Kerala sobre el covid: https://dashboard.kerala.gov.in/

Aquí se puede ver el protocolo de tratamiento para enfermos de covid: https://dhs.kerala.gov.in/wp-content/uploads/2021/04/Kerala-State-COVID-19-guidelines-Version-3.pdf