El
fin de un partido-Estado engendra una extrema derecha
Los
resultados de las elecciones autonómicas andaluzas celebradas el
domingo pasado rompen con la inercia de un gobierno regional del PSOE
convertido en un auténtico partido-Estado. No se pueden minimizar
los efectos incluso sociales de la debacle : si se eliminan los
cargos de designación política nombrados por el PSOE andaluz 25000
personas perderán su puesto de trabajo. El gobierno del PSOE en
Andalucía no era un gobierno ordinario sino un auténtico régimen
basado en el clientelismo, esto es en el intercambio sistemático de
protección o favores por obediencia. Son importantes los niveles de
corrupción de este régimen que se ha mantenido sin interrupción
desde 1978 hasta ayer. 40 años : no es la duración de un
gobierno democrático normal sino la cronología de un régimen, tan
duradero como el franquismo. El poder de un régimen clientelista se
basa en la posibilidad de recompensar la obediencia con favores.
Durante muchos años esto fue posible, lo cual permitió hacer del
gobierno del PSOE andaluz un auténtico « amortiguador social »
indispensable en una región con inmensas desigualdades, sobre todo
en tiempos de crisis. Todo empieza a degradarse, sin embargo, cuando
ya hay menos fondos que repartir : es lo que ocurrió con la
última crisis. Con la austeridad empezó un fuerte desgaste de este
sistema de poder.
Podemos
y su liderazgo andaluz representado por la figura de Teresa
Rodríguez, miembro del sector Anticapitalista, intentó aprovechar
la ventana de oportunidad de la crisis y del 15M y otras formas de
resistencia social para arrebatar al PSOE la hegemonía. Si en
algunos casos pudo obtener éxitos significativos, como en el
ayuntamiento de Cádiz, en general, no logró estos objetivos, tal
vez por la dificultad inherente a toda estrategia de ruptura dentro
de un marco político fuertemente clientelar. En la legislatura
anterior, el Podemos andaluz no dio su apoyo a la presidenta
socialista, Susana Díaz, que ha gobernado hasta hoy con el apoyo de
Ciudadanos, el nuevo partido de la derecha.
El
Partido Popular es en Andalucía el heredero de una red clientelar,
la de los terratenientes y los caciques tradicionales, red que sigue
existiendo hoy incluso bajo la hegemonía de la red clientelar del
PSOE. Es una derecha franquista, católica integrista y con una
tradición « guerracivilista », aunque algunos sectores
suyos han sabido también modernizarse. El PP también sufrió el
domingo una pérdida de votos y de escaños, eco probablemente del
desgaste a nivel nacional de un partido identificado con la
corrupción. Votos y escaños fueron en parte a Ciudadanos y en otra
parte sustancial al nuevo partido emergente de la extrema derecha,
Vox. Vox es la novedad : en España la extrema derecha había
subsistido en los entresijos del Estado, pero no llegó a constituir
por ello mismo un partido político autónomo. La conjunción de la
crisis catalana y del paso a un primer plano del tema de la
inmigración ha propulsado a un partido casi inexistente hace unos
meses a un 12 % de los votos. Vox, un partido contrario a la
inmigración, ha obtenido excelentes resultados en zonas cuya
economía se basa en la mano de obra inmigrante. Obviamente su
interés real no es que no haya inmigración, sino que esta sea
ilegal para poder mantener la « agricultura del plástico »
basada en la extracción de plusvalía absoluta mediante formas
brutales de explotación.
El
resultado de las elecciones del domingo en Andalucía es también
efecto de una abstención masiva, superior al 44 %. Una
abstención que castiga sobre todo a la izquierda. Por un lado está
el desgaste de Susana Díaz, pero por el otro el lastre sufrido por
la candidatura de Podemos e IU (Adelante Andalucía) comprometida por
la estrategia madrileña de Podemos a apoyar un gobierno del PSOE.
Por otro lado, factores como la crisis catalana han podido determinar
un traslado de votos de sectores de clase media que antes apoyaron al
PSOE hacia Ciudadanos e incluso hacia Vox. De este modo, una región
que fue « de izquierdas » desde la transición hasta hoy
ha pasado a contar con una mayoría parlamentaria de derechas.
Todavía todos los juegos están abiertos : es posible que no se
forme una coalición abierta de las tres fuerzas de derecha y derecha
extrema, pues Ciudadanos no puede permitirse una alianza abierta con
Vox si quiere mantener sus contactos con el partido liberal europeo.
Es posible un gobierno de Ciudadanos apoyado por el PSOE, como es
posible también un gobierno PP-Ciudadanos apoyado desde fuera por
Vox. De todas formas, la extrema derecha, y este es el principal
resultado de las elecciones andaluzas, ha entrado en la política
española con dos rasgos que su anterior confusión con el aparato de
Estado hacían invisibles, al no estar políticamente tematizados,
siendo meros objetos de prácticas administrativas « discretas »:
el nacionalismo español y la xenofobia abierta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario