Personalmente no echo de menos los héroes marxistas: no necesito ejemplos morales que haya que seguir y que muestren una supuesta perfección en la búsqueda de un fin moral. Tampoco hay héroes democríteos, lucrecianos, maquiavelianos ni spinozistas. Existen en la práctica humana discursos normativos, que fijan fines, pero esos fines -que son siempre imaginarios- pueden ser inmanentes a la práctica y medir la eficacia en la realización de un deseo o bien ser trascendentes y evaluar el grado de realización de una norma por unos determinados actos independientemente de todo deseo. Lo segundo es una moral, lo primero una ética.
La ética es la etología de un animal con lenguaje y con relaciones sociales y privado de un medio ambiente específico. La ética determina las prácticas que más se ajustan al desarrollo de la propia potencia (del propio deseo) fuera de toda norma trascendente. La ética está siempre ya inscrita en una política. La moral supone, en cambio, un reino de los fines propio de la especie o de la naturaleza en general, una finalidad trascendente que sirve de norma a las prácticas reales. La moral interpela a un sujeto y lo interroga permanentemente sobre el cumplimiento de sus normas, la moral produce antes de cualquier acto del individuo una culpa trascendental que es su motor y la estructura misma del sujeto moral.
En Marx, el hombre como conjunto de sus relaciones sociales (Tesis VIa sobre Feuerbach), como animal que habla y coopera (Ideología Alemana), sienta mediante su actividad productiva los presupuestos (Voraussetzungen) de su propia acción y es capaz de cambiarlos: no tiene por ello ni un medio al que adaptarse ni una finalidad preestablecida distinta de las que socialmente pueda darse. El que una sociedad humana se dé una determinada finalidad no garantiza, por otra parte, la adaptación de esta a sus condiciones de existencia efectivas y puede conducir al fin de esa sociedad. La civilización maya, la de la Isla de Pascua y, muy probablemente el capitalismo parecen haber seguido ese camino. Toda civilización es antes o después una civilización fracasada, pues el resto de la naturaleza es siempre más fuerte que ella.
La historia no conoce ni progreso, ni finalidad, ni fines morales ni garantía alguna. La naturaleza es un sitio peligroso, pero el único lugar donde podemos existir como individuos o sociedades. No sé para qué demonios sirve una moral en un sitio así, si no para que nos hagamos las ilusiones que convienen a los poderosos y a los sacerdotes. Una ética de la solidaridad, en la que mi deseo no encuentre su límite sino su realización en el del otro, una ética de los comunes, es incompatible con una moral: la moral juzga, valora, desconecta los deseos, mata, mientras que la ética es inmanente a la vida. La moral reprocha a los individuos no responder a un determinado valor, la ética recusa ese valor como absoluto y somete todos los valores al deseo y a la vida.
La ética es la etología de un animal con lenguaje y con relaciones sociales y privado de un medio ambiente específico. La ética determina las prácticas que más se ajustan al desarrollo de la propia potencia (del propio deseo) fuera de toda norma trascendente. La ética está siempre ya inscrita en una política. La moral supone, en cambio, un reino de los fines propio de la especie o de la naturaleza en general, una finalidad trascendente que sirve de norma a las prácticas reales. La moral interpela a un sujeto y lo interroga permanentemente sobre el cumplimiento de sus normas, la moral produce antes de cualquier acto del individuo una culpa trascendental que es su motor y la estructura misma del sujeto moral.
En Marx, el hombre como conjunto de sus relaciones sociales (Tesis VIa sobre Feuerbach), como animal que habla y coopera (Ideología Alemana), sienta mediante su actividad productiva los presupuestos (Voraussetzungen) de su propia acción y es capaz de cambiarlos: no tiene por ello ni un medio al que adaptarse ni una finalidad preestablecida distinta de las que socialmente pueda darse. El que una sociedad humana se dé una determinada finalidad no garantiza, por otra parte, la adaptación de esta a sus condiciones de existencia efectivas y puede conducir al fin de esa sociedad. La civilización maya, la de la Isla de Pascua y, muy probablemente el capitalismo parecen haber seguido ese camino. Toda civilización es antes o después una civilización fracasada, pues el resto de la naturaleza es siempre más fuerte que ella.
La historia no conoce ni progreso, ni finalidad, ni fines morales ni garantía alguna. La naturaleza es un sitio peligroso, pero el único lugar donde podemos existir como individuos o sociedades. No sé para qué demonios sirve una moral en un sitio así, si no para que nos hagamos las ilusiones que convienen a los poderosos y a los sacerdotes. Una ética de la solidaridad, en la que mi deseo no encuentre su límite sino su realización en el del otro, una ética de los comunes, es incompatible con una moral: la moral juzga, valora, desconecta los deseos, mata, mientras que la ética es inmanente a la vida. La moral reprocha a los individuos no responder a un determinado valor, la ética recusa ese valor como absoluto y somete todos los valores al deseo y a la vida.
1 comentario:
En Wozzeck hay un significativo diálogo entre el capitán y el soldado Wozzeck (entresacado del texto de la ópera de Alban Berg, basada en la obra de Georg Büchner):
CAPITAN
Wozzeck, eres un buen hombre,
(con afectación)
pero... ¡careces de moral!
¡La moral existe cuando... se tiene! ¿Comprendes?
La moral es una gran palabra.
(con patetismo)
- Tu hijo nació fuera de la Iglesia...
WOZZECK
- Sí, mi...
(se interrumpe)
CAPITÁN
... o como dice nuestro buen capellán: "Sin la bendición de la Iglesia"... No soy yo quien lo dice.
WOZZECK
Mi capitán, Dios no rechazará a una criatura porque no se dijera un "amén" antes de ser
concebido. E1 Señor dijo:
"Dejad que los niños se acerquen a mí".
CAPITÁN (con ira)
¿Qué dices?
¿Qué significa esa respuesta?
Me haces enojar.
¡Me estoy refiriendo al tuyo!...
WOZZECK
¡Mi capitán, los pobres necesitamos dinero, dinero!
Si no se tiene: ¿cómo se pueden tener hijos decentemente?
¡Somos humanos, de carne y hueso!
¡Si yo fuera un señor, usara corbata, reloj y monóculo y hablase correctamente, entonces podría yo también ser virtuoso!
Estaría bien ser virtuoso, mi capitán.¡Pero sólo soy un pobre hombre!¡La gente como yo es siempre desgraciada en cualquier parte!¡Si vamos al cielo, seremos los encargados de hacer estallar los truenos!
CAPITÁN
(algo desconcertado)
¡Sí, está bien!
(pausado)
Sé que eres un buen hombre...
(con exageración)
...incluso un hombre muy bueno.
Pero piensas demasiado y eso
no te sienta bien, siempre estás taciturno.
Cordialmente.
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