1.
He decidido darme de baja definitivamente de Podemos. Quien tenga interés en estas cosas puede ir buscando los móviles de esta decisión en este mismo blog y otras intervenciones. Me voy sin amargura de ningún tipo y sin reproches. Cada uno ha obrado conforme a las líneas de causalidad propias o ajenas que debían determinar su conducta. Solo diré que Podemos nunca fue para mí más que un instrumento y que compruebo que ese instrumento no funciona ya. Seguramente porque el cambio de las piezas y de la propia estructura operado por la dirección de Podemos ha transformado enteramente a aquella organización que quiso ser el brazo político representativo del 15M y otros movimientos sociales. Ya no es la organización democrática que conocimos sino otra cosa, cuya estructura se asemeja a la de los demás partidos, aunque tal vez los diferencie de ellos una concepción coherente de la organización como una empresa que concentra todos sus recursos en la obtención de un producto, la victoria electoral, y prescinde de las mediaciones democráticas y pluralistas de lo propiamente político. Podemos se presenta como una plataforma orientada a un resultado: "ganar". Para ello, se olvida de la política, o la sitúa en un apartado secundario y variable de "contenidos". Frente a un comienzo, dominado por el surgimiento de los círculos y el potente desafío al régimen, el Podemos de hoy es ya otra cosa enteramente distinta. Es una parte del aparato político de Estado español sin voluntad ni capacidad de acabar con el régimen. En otros términos, Podemos está ya perfectamente inscrito en ese eje izquierda-derecha que quiso desestabilizar en un principio. Es ya izquierda, con todas las taras burocráticas y verticalistas de la vieja izquierda. Hoy, a lo que ha quedado de Podemos se le puede aplicar la paradoja de Lichtemberg tan apreciada por Freud: "es un cuchillo sin filo al que solo le falta el mango."
2.
La incapacidad del Podemos actual para ser una fuerza política capaz de aunar demandas populares urgentes no es algo trivial. Sigue siendo urgente echar a la derecha del gobierno y acabar con el régimen. La crisis del régimen y la crisis del capitalismo neoliberal siguen abiertas. Contrariamente a lo que izquierda radical y derecha afirmaron al unísono sobre el verano griego y sus consecuencias, no estamos ante ninguna normalización, sino ante un tiempo de crisis más largo. Esto significa que, mientras no se cuestione desde un parlamento y un gobierno democráticos la actuación del régimen, mientras no se lleven a la práctica nuevas políticas, el terreno obtenido en algunos bastiones municipales resultará una base insuficiente y precaria para plantear una resistencia eficaz. Es necesario pasar al plano de la representación política a nivel de los Estados y a nivel europeo, es necesario llegar a los gobiernos, a sabiendas de que en estos no reside el poder. Nunca los consejos de administración de las grandes empresas consideraron que el poder residiese en el gobierno. No hay razón alguna para que las clases populares piensen otra cosa. El poder determinante es siempre el poder social. Con todo, un gobierno es una importante baza estratégica que permite apoyar los intereses populares eficazmente y neutralizar el funcionamiento de determinados aparatos de Estado tanto represivos como ideológicos. Todo esto, hay que reconocerlo, son lecciones del Podemos inicial, el que sabía conjugar el verbo ganar, poniéndole un sujeto: "la gente", los movimientos sociales; y un objetivo: el cambio de régimen, la conquista de la democracia. Sin cambio de gobierno, sin un gobierno popular, seguirán la represión y los desahucios, seguirá la austeridad, seguirán las políticas de clase en favor de una exigua minoría. Necesitamos, por lo tanto, una unidad popular, más allá de los partidos, incluido, por supuesto, Podemos.
3.
Ante esta situación caben dos posibilidades: el desánimo y la renuncia a los objetivos democráticos y sociales enunciados por el 15M o ese regreso a los principios que, según Maquiavelo, es siempre necesario cuando se corrompe un régimen. Tal vez este regreso a los principios no sea tan complicado y pueda formularse en tres reivindicaciones simples que pueden ser como las líneas rojas de todo proyecto de unidad popular:
a) Primarias abiertas sin listas de partidos ni aparatos, como las que conocimos en Podemos en las elecciones europeas. Subordinación de todos los partidos y aparatos al proceso democrático.
b) Programa participativo, generado de abajo a arriba con los necesarios apoyos técnicos, pero sin que estos sustituyan un auténtico proceso de debate y participación.
c) Control de los cargos electos y participación directa de la ciudadanía a través de asambleas ciudadanas. Participación en red no desfigurada por censos irreales.
Estos eran, por lo demás, los objetivos iniciales de Podemos. Solo los podremos imponer mediante una rebelión frente a la voluntad de derrota y la complacencia en la marginalidad que sigue caracterizando a las direcciones políticas de la izquierda y, muy en particular, a pesar de sus declaraciones en sentido contrario, a la dirección de Podemos. A estas alturas, solo va a ser posible conseguir llegar a las elecciones generales con una articulación de fuerzas suficiente alzando la voz contra unas direcciones políticas que no están a la altura de la situación y preservan sus propios intereses en detrimento de la necesidad de cambio democrático expresada por la mayoría.
Va siendo hora de "bombardear el cuartel general", el de IU, el de las demás organizaciones de izquierda y, por supuesto, el de Podemos.
He decidido darme de baja definitivamente de Podemos. Quien tenga interés en estas cosas puede ir buscando los móviles de esta decisión en este mismo blog y otras intervenciones. Me voy sin amargura de ningún tipo y sin reproches. Cada uno ha obrado conforme a las líneas de causalidad propias o ajenas que debían determinar su conducta. Solo diré que Podemos nunca fue para mí más que un instrumento y que compruebo que ese instrumento no funciona ya. Seguramente porque el cambio de las piezas y de la propia estructura operado por la dirección de Podemos ha transformado enteramente a aquella organización que quiso ser el brazo político representativo del 15M y otros movimientos sociales. Ya no es la organización democrática que conocimos sino otra cosa, cuya estructura se asemeja a la de los demás partidos, aunque tal vez los diferencie de ellos una concepción coherente de la organización como una empresa que concentra todos sus recursos en la obtención de un producto, la victoria electoral, y prescinde de las mediaciones democráticas y pluralistas de lo propiamente político. Podemos se presenta como una plataforma orientada a un resultado: "ganar". Para ello, se olvida de la política, o la sitúa en un apartado secundario y variable de "contenidos". Frente a un comienzo, dominado por el surgimiento de los círculos y el potente desafío al régimen, el Podemos de hoy es ya otra cosa enteramente distinta. Es una parte del aparato político de Estado español sin voluntad ni capacidad de acabar con el régimen. En otros términos, Podemos está ya perfectamente inscrito en ese eje izquierda-derecha que quiso desestabilizar en un principio. Es ya izquierda, con todas las taras burocráticas y verticalistas de la vieja izquierda. Hoy, a lo que ha quedado de Podemos se le puede aplicar la paradoja de Lichtemberg tan apreciada por Freud: "es un cuchillo sin filo al que solo le falta el mango."
2.
La incapacidad del Podemos actual para ser una fuerza política capaz de aunar demandas populares urgentes no es algo trivial. Sigue siendo urgente echar a la derecha del gobierno y acabar con el régimen. La crisis del régimen y la crisis del capitalismo neoliberal siguen abiertas. Contrariamente a lo que izquierda radical y derecha afirmaron al unísono sobre el verano griego y sus consecuencias, no estamos ante ninguna normalización, sino ante un tiempo de crisis más largo. Esto significa que, mientras no se cuestione desde un parlamento y un gobierno democráticos la actuación del régimen, mientras no se lleven a la práctica nuevas políticas, el terreno obtenido en algunos bastiones municipales resultará una base insuficiente y precaria para plantear una resistencia eficaz. Es necesario pasar al plano de la representación política a nivel de los Estados y a nivel europeo, es necesario llegar a los gobiernos, a sabiendas de que en estos no reside el poder. Nunca los consejos de administración de las grandes empresas consideraron que el poder residiese en el gobierno. No hay razón alguna para que las clases populares piensen otra cosa. El poder determinante es siempre el poder social. Con todo, un gobierno es una importante baza estratégica que permite apoyar los intereses populares eficazmente y neutralizar el funcionamiento de determinados aparatos de Estado tanto represivos como ideológicos. Todo esto, hay que reconocerlo, son lecciones del Podemos inicial, el que sabía conjugar el verbo ganar, poniéndole un sujeto: "la gente", los movimientos sociales; y un objetivo: el cambio de régimen, la conquista de la democracia. Sin cambio de gobierno, sin un gobierno popular, seguirán la represión y los desahucios, seguirá la austeridad, seguirán las políticas de clase en favor de una exigua minoría. Necesitamos, por lo tanto, una unidad popular, más allá de los partidos, incluido, por supuesto, Podemos.
3.
Ante esta situación caben dos posibilidades: el desánimo y la renuncia a los objetivos democráticos y sociales enunciados por el 15M o ese regreso a los principios que, según Maquiavelo, es siempre necesario cuando se corrompe un régimen. Tal vez este regreso a los principios no sea tan complicado y pueda formularse en tres reivindicaciones simples que pueden ser como las líneas rojas de todo proyecto de unidad popular:
a) Primarias abiertas sin listas de partidos ni aparatos, como las que conocimos en Podemos en las elecciones europeas. Subordinación de todos los partidos y aparatos al proceso democrático.
b) Programa participativo, generado de abajo a arriba con los necesarios apoyos técnicos, pero sin que estos sustituyan un auténtico proceso de debate y participación.
c) Control de los cargos electos y participación directa de la ciudadanía a través de asambleas ciudadanas. Participación en red no desfigurada por censos irreales.
Estos eran, por lo demás, los objetivos iniciales de Podemos. Solo los podremos imponer mediante una rebelión frente a la voluntad de derrota y la complacencia en la marginalidad que sigue caracterizando a las direcciones políticas de la izquierda y, muy en particular, a pesar de sus declaraciones en sentido contrario, a la dirección de Podemos. A estas alturas, solo va a ser posible conseguir llegar a las elecciones generales con una articulación de fuerzas suficiente alzando la voz contra unas direcciones políticas que no están a la altura de la situación y preservan sus propios intereses en detrimento de la necesidad de cambio democrático expresada por la mayoría.
Va siendo hora de "bombardear el cuartel general", el de IU, el de las demás organizaciones de izquierda y, por supuesto, el de Podemos.
6 comentarios:
Una reflexión muy lúcida, coincido plenamente... por desgracia.
no bastaría con bombardear la semilla, está dentro, fuera, y en reserva en muchos frigoríficos ... sólo quea una ... #NOhayotra #nospongamoscomonospongamos ...#ynadiequiere ...
Una reflexión muy aguda y certera. Esta claro que Podemos como instrumento ha fallado. Cruzo los dedos por ahora en común, pero no albergo mucha esperanza. Me temo que tocan 4 años durisimos de volver a empezar.
Decision desde Bruselas y sin tacha. Arropada por el mas lucido de los discursos. Para quienes seguimos viviendo en la aspereza española, en la brutalidad de su realidad social, Podemos es nuestra esperanza. Quiza la unica. Aunque no tenga filo.
Y que tal si nos dejamos de discusiones pre-electorales y vamos a lo práctico. Cada organización tendrá unas demandas concretas sobre las que interpreta la realidad mejor que el resto, y aporta contenidos paralelos para conformar un programa completo. Obviamente introducir en el congreso ( si o si ) a expertos en cada disciplina es un argumento para la realización de listas de confluencia sin que debiera ser tan importante bajo que nombre se está. Es una oportunidad primera de entrar con contundencia a poner en evidencia a los expertos que se encarguen de cada ministerio a partir del 20D, y aunque no última si podría ser única, porque el avance neoliberal tiene todo un programa para el futuro del planeta, y en el sobran/amos millones de personas. En cualquier caso es hora de reclamar el 21D lo que el recuento electoral nos robe por medio de la ley electoral vigente. El nuevo modelo político que debemos desarrollar no debe ser dependiente de unos resultados electorales, que preveo no van a ser definitivos el 20 D.
http://ctxt.es/es/20151014/Politica/2594/Podemos-15m-democracia-confluencia-elecciones-restauracion-Espa%C3%B1a-Nueva-izquierda-y-unidad-popular.htm
Pego esta url de un texto de la revista Ctxt sobre este tema, donde aporté el comentario que he dejado aqui también. Un saludo, Buen trabajo.
Publicar un comentario