miércoles, 28 de septiembre de 2011

La lógica del mal menor: sobre el pensamiento dualista en política y sus estragos





"Così dico io bisogna scusar il prencipe di  alcuna apparenza violente e di dannoso, quando la sua mira sia di procurar maggior bono, o scanzar maggior male, minus malum habet rationem boni, e di tutte queste cosa habbiamo lasciarne il giudizio a Dio, che penetra le latebre de Cuori e renderà a tutti conforme i suoi portamenti, altrimenti voler censurar le attioni del Prencipe è voler farsi Prencipe del suo Prencipe"
(Así digo que hay que disculpar al Príncipe por su posible apariencia violenta o dañina, cuando sea su objetivo obtener un bien mayor o evitar un mal mayor, minus malum habet rationem boni, y de todas estas cosas hemos de dejar el juicio a Dios, que penetra el interior de los corazones y retribuirá a todos según su comportamiento; de otro modo, querer censurar los actos del Príncipe es querer hacerse Príncipe de su propio Príncipe.) 
(Paolo Sarpi,  Consolatione della Mente, Venecia 1606)

(Minus malum habet rationem boni (El mal menor tiene alguna proporción de bondad), Tomás de Aquino, Sententia libri Ethicorum, lib. II, lectio 5)

Una de las representaciones más comunes del antagonismo es la que lo identifica con el enfrentamiento entre dos bandos preexistentes. Como si de un partido de fútbol se tratara, la lucha de clases o la lucha de poder entre Estados se procura encajar en un esquema dual, sean cuales sean sus características reales o la complejidad de sus circunstancias. De un lado, los buenos, del otro los malos; de un lado los nuestros, enfrente los otros. Antes de todo conflicto, según este modo de entender las cosas, los dos bandos están ahí prestos a enfrentarse: es la naturaleza propia de cada uno la que explica el antagonismo, fuera de cualquier otra circunstancia. Antes de enfrentarse el enemigo con "los nuestros", ese enemigo siempre ya tuvo una idiosincrasia particular: eran de antemano los otros y, como nadie asume para sí mismo el papel de "malo", eran también los "malos". La enemistad tiene una textura ontológica, el enemigo se presenta según este esquema como una "amenaza existencial (Carl Schmitt).

Ese esquema dual tiene, para quien se sitúa en él, la gran ventaja  de darle seguridad. El mundo dual es, a pesar de su falsa apariencia de multiplicidad, un mundo completo, un universo cerrado en el que los dos principios del bien y del mal se combaten, pero también se complementan. En un universo donde no existiera el mal tampoco habría bien y no podría confiarse en que el mundo y la vida de los hombres tuvieran un sentido y una finalidad última. El mundo polarizado es el espacio propio de toda teodicea. Todo pensamiento teleológico, sea religioso, mágico, político o filosófico se vale de un esquema dualista, pues  cuando se piensa en un sentido y un fin del universo o de la historia, hay siempre fuerzas que favorecen ese fin y fuerzas que actúan en su contra. Las filosofías de la historia se rigen por ese tipo de perspectiva, pues procuran dar un sentido divino, humano o espiritual a la historia. Las posiciones políticas que se basan en una filosofía de la historia suelen, además, designar a determinados individuos u organizaciones como aquellos que saben escudriñar, en los detalles de lo cotidiano, lo que va en el sentido de la historia y lo que se opone a él. Existe, así un saber supuesto sobre el sentido de la historia que sirve de base y de legitimación al poder, sea éste el poder de los expertos o el de un líder clarividente. Consecuencia de ello es que quien se aparte de la obediencia a estos rectores de la sociedad acaba siendo considerado como un enemigo de la comunidad formada en torno a ese supuesto saber.

La dualidad política derecha-izquierda o el binomio imperialismo-antiimperialismo se sitúan en su simplismo y en su voluntad supersticiosa de creer en un sentido de la historia en el terreno antes descrito. Abandonando toda acción estratégica, propiamente política, los fieles que creen en una finalidad histórica y en el dualismo a ella asociado, sólo esperan que su polo gane la partida. Una partida que, una vez instalada en el esquema vacío de una relación especular, ha perdido todo contenido efectivo. Cuando sólo se trata de que ganen la izquierda o el antiiperialismo, no se trata de hacer avanzar en la práctica un muy necesario programa de resistencia al capitalismo y de transición al comunismo, sino de que no triunfe el polo contrario, aunque para ello, haya que hacer sacrificios en el programa político. De ese modo, los gobiernos de Papandreu o Zapatero han abandonado en nombre de su mantenimiento en el poder como respetables gestores de izquierda del capital, toda ambición de defensa efectiva de las conquistas sociales del movimiento obrero. Desde el punto de vista de los contenidos, estas socialdemocracias del sur de Europa son partidos económicamente de extrema derecha que se presentan como un mal menor frente a una derecha que podría ser más extremista. Del mismo modo, la defensa a ultranza de un "campo antiimperialista" independientemente de todo contenido político asocia a gobiernos, movimientos y personas genuinamente revolucionarios con abyectos tiranos que no dudan en ponerse al servicio de los más torvos fines del  imperialismo como Gadafi o Al Assad. El carácter evidentemente despótico de estos regímenes se presenta también como un mal menor y se descalifica todo movimiento popular que se oponga a ellos como vendido al imperialismo. "Es mejor Zapatero que Rajoy", "es mejor Gadafi que la OTAN" sólo significa -para quien no haya perdido enteramente los cabales y ensalce desde la izquierda o el antiimperialismo a los primeros-, que aquellos son "menos malos" que los segundos.

El problema es que esta calificación relativa -menos malo- no tiene ningún contenido estratégico o político, y obedece sólo al dualismo vacío del pensamiento finalista. De hecho, dentro de ese vacío de determinaciones estratégicas concretas en que se mueve la lógica del mal menor, se produce una peligrosa aproximación de los términos abstractamente opuestos. Así, cuando la izquierda socialdemócrata en el gobierno intenta permanecer en él para que no gane la derecha, procura aproximar su política a la de esta. De este modo, mediante aproximaciones sucesivas, asintóticas, ambas posiciones de derecha y de izquierda se hacen casi indiscernibles. Ciertamente, el extremismo neoliberal del laborista Tony Blair pudo ser superado por el del conservador Cameron, pero, con toda seguridad, se habría superado a sí mismo de haber permanecido el laborismo en el gobierno. Es muy probable que una victoria del PP en España suponga una radicalización aún mayor del programa neoliberal, pero ello no implica que haya que defender el "mal menor" que supone un gobierno neoliberal de izquierda, pues vemos cómo este gobierno del mal menor se aproxima al mal mayor cada día que pasa. Análogamente, a nivel internacional, el apoyo de la izquierda al mal menor que suponen los sátrapas abstráctamente antiimperialistas de Libia o de Siria, debilita la acción política efectiva de resistencia al imperio y al capital y desaprovecha la coyuntura revolucionaria abierta por las revoluciones árabes.

Sólo una salida del espacio dual, literalmente imaginario, que ve la confrontación política como un duelo entre dos bandos sin ninguna determinación exterior que preexisten a su lucha, permitirá recuperar el sentido estratégico y estrictamente político de la lucha contra el capital y por el comunismo. Para ello, una crítica filosófica materialista de las categorías teleológicas de las filosofías de la historia es una tarea política urgente. Ya va siendo hora de abandonar las estructuras mentales características del mundo mágico y de abrir paso a una política materialista, atenta a la complejidad y a la coyuntura: la política que teorizaron Maquiavelo, Spinoza y Marx y que tuvo en Lenin, Mao o Fidel Castro algunos de sus más brillantes protagonistas.

23 comentarios:

Juan Todos dijo...

Un Maquiavelo socialista habría aprobado la defensa de Kadafi, no me cabe la menor duda. Fidel Castro, "político materialista" sin duda "atento a la complejidad y a la coyuntura", escribió, de hecho, una inequívoca defensa del mismo coronel libio al que tú designas "sátrapa", un mote que coincide con el que otros le aplican a Fidel. ¿Coincidencia? Sí. ¿Casualidad? Creo que no.

Veo una parte de tu texto como una irónica e involuntaria autocrítica. Una crítica a ti mismo, a Santiago Alba Rico y a toda esa izquierda bienpensante que ha defendido la intervención ("temporal" y en "baja escala") de la OTAN, precisamente por considerar dicha intervención "un mal menor" dentro de un contexto "dualista" de "bloques" (el bloque "árabe revolucionario" contra el bloque de "los sátrapas abstractamente antiimperialistas"). En efecto, esa izquierda ha seguido "las estructuras mentales características del mundo mágico", un "mundo mágico" en el que los rebeldes antigobiernistas ("abstractamente antiimperialistas", les llamaría yo) son necesariamente buenos, no importa si integran sus filas elementos racistas, machistas y fanáticos religiosos; un "mundo mágico" en el que los dictadores laicos desarrollistas son necesariamente malos, no importa si le dan a su país el mejor nivel de vida del continente, no importa si la riqueza se halla más equitativamente distribuida que en el periodo colonial precedente (cuando Libia tenía por bandera el trapo que en 2011 enarbola el neo-colonialismo).

Queridos bienpensantes: ¡están vencidos! Son incapaces de sostener su antigobiernismo a ultranza con argumentos morales o de táctica política. Terminan por caer en el sinsentido y la contradicción, como sucede en este artículo. ¿Por qué les cuesta tanto admitir que se equivocaron?

Carlos CM dijo...

Lo que yo creo entender de la postura "pensante" a secas de JB no es reconocer a la OTAN como el mal menor en el caso libio. De hecho, su artículo último es una exposición razonada para criticar el famoso “quítate tú que me pongo yo”, pero el puesto ocupado es el mismo. Aquí hay uno de los nudos gordianos de la actividad genuinamente política: ¿cómo acabar con el poder sin convertirse … en poder?

Es, me parece, una parte de la cuestión, no sé si “biempensante”, ¿qué es ser de izquierdas? Como mínimo la pregunta, sean cuales sean las respuestas que pongamos, debe permanecer, si realmente tiene algún sentido “ser de izquierdas”. JB creo que lo trata así, en un enfoque filosófico. Puede que haya voces que ridiculicen el pensamiento filosófico (¿“biempensante”?) pero, entre tantos conocimientos y tanto que investigó, Karl Marx cuido mucho su tarea filosófica, dando relieve a un "paradigma" que, si no nuevo, había quedado marginado e ignorado: “Los filósofos sólo han interpretado el mundo de distintas maneras, pero de lo que se trata es de transformarlo”.

Cordialmente.

Iohannesmaurus dijo...

Juan Todos:
Su respuesta es sorprendente. No entiendo cómo un Maquiavelo socialista habría aprovechado la coyuntura de las revoluciones árabes apoyando a un aliado del imperialismo europeo y norteamericano y a un cómplice (declarado)de Ben Ali y de Mubarak como es Muammar El Gadafi. Misterios de una concepción mística de la historia entramente ajena al materialismo histórico.

En cuanto a su intento de calcar mi esquema explicativo sobre mis propios argumentos, naufraga patéticamente, pues sólo se sostiene tergiversando lo que he dicho en mi texto y en textos anteriores desde el más absoluto desprecio de la coyuntura y de la complejidad de los actores. Además, tiene usted que inventarse un Gadafi "laico" que nunca ha existido, olvidándose del Gadafi que llama a toda Europa a convertirse al Islam: http://www.laicismo.org/detalle.php?tg=33&pg=1&pk=1593
En cuanto al racismo, el machismo etc. el déspota libio y su amigo Berlusconi cuentan entre sus mejores exponentes.
Deje de llamar "biempensante" a los materialistas que no nos regimos por valores ni por un fantasmagórico sentido de la historia e intentamos pensar lo que está en juego en las luchas reales.
Por lo demás, le recuerdo que no creo haber utilizado el término "sátrapa" para referirme a Gadafi, me parece que el término "déspota" describe mejor un tipo de poder basado en la apropiación de toda la riqueza de un país.
Si, además, usted es comunista, sepa que los comunistas de Libia o de Siria están muertos o e el exilio. No tenga la ingenuidad de preguntarme quién los mató o expulsó del país.

Juan Todos dijo...

Respuesta (I)

John:

No te gusta verte enfrentado a tus propias palabras, que ahora son un espejo doloroso. La piedra que arrojaste regresa a ti. Por eso hablas de "naufragios patéticos", etc. Es natural tu rechazo a verte colocado enfrente de ti mismo, pero de eso se trata el debate: de vernos superados, de no quedar igual que como estábamos antes. Yo mismo no opinaba, en febrero, muy distinto de como lo haces tú.

Dudo que las recientes revueltas árabes hayan sido coyuntura de nada. Y si lo fueron, tenemos que reconocer que los socialistas no las aprovecharon, como no aprovecharon otras rebeliones; la de 1969 en Libia, por ejemplo, que desembocó en el ascenso al poder de Muammar al-Khadafi.

Probablemente no había, ni en 1969 ni en 2011, ninguna oportunidad para el socialismo. Los movimientos socialistas-marxistas no gozaban de arraigo popular ni de simpatías entre los gobiernos vecinos. Aun así, hubo quienes, en el campo socialista de los gobiernos "realmente existentes", intentaron aprovechar en su favor la brecha que verdaderamente se abrió: la del anticolonialismo. Fidel Castro -a quien, en más de un sentido, podemos calificar de "Maquiavelo marxista"-, vio LO QUE REALMENTE HABÍA (perdón por las mayúsculas, hubiera preferido cursivas) y supo capitalizarlo en su favor. Descubrió y fortaleció los vínculos entre el socialismo del tercer mundo que él representaba y el anticolonialismo de las naciones africanas de independencia reciente o inminente. Los marxistas intentan identificar en todo momento las contradicciones de los movimientos sociales y naturales, ¿no es así? Pues bien, digamos que el anticomunismo de Khadafi entró en contradicción con su nacionalismo, o sea: terminó por estorbarle en sus propósitos desarrollistas. Al mismo tiempo, se dio cuenta de la inutilidad de sus esfuerzos por acercarse al Occidente capitalista. Más temprano que tarde, Khadafi se iba a ver nuevamente enfrentado a las potencias colonialistas. No era nada que pudiera resolver la diplomacia: es un destino que se repite en cada lugar donde los gobiernos autóctonos intentan estimular el bienestar de su propia población a partir de los recursos naturales que les ofrece su localidad.

No solamente es desacertado, sino ciego y absurdo -más con la guerra de la OTAN en Libia-, llamar a Khadafi "aliado del imperialismo europeo y norteamericano". Firmó acuerdos económicos con el imperialismo, sí, como los ha tenido que firmar -de Mao a Castro- cualquier jefe de Estado socialista que aspira a que su régimen sobreviva en un entorno hostil.

No perdamos de vista el suceso más importante -auténticamente coyuntural- de estas revueltas árabes: LA OTAN INVADIÓ LIBIA Y DERRIBÓ AL RÉGIMEN DE KHADAFI. Esto no ha sucedido en ningún otro de los países donde se han generado protestas tumultuosas; únicamente en Libia. ¿Por qué? ¿Por qué la izquierda ha perdido de vista lo importante?

Juan Todos dijo...

Respuesta (y II)

Khadafi, como el rey Idris I, al que derrocó, tenía ante sí un país rico. La diferencia es que el rey dejó hundido a su pueblo en la miseria, en tanto que el coronel supervisó que la riqueza de la naturaleza se reflejara en el bienestar de las personas. Como los buenos gobernantes socialistas, las primeras medidas del militar fueron expandir la alfabetización y los cuidados médicos por toda la población. No se ha difundido lo suficiente que la Libia de Khadafi era el país de todo el continente africano donde la calidad de vida era mejor y la desigualdad económica entre clases era menor. Ciertamente no era laico (yo hablé de "dictadores laicos desarrollistas" pensando en los baazistas Saddam Hussein y Bashar al-Assad, a quien criticas en tus textos), pero a cambio, por lo que sé, se registraba en Libia una convivencia tolerante y respetuosa entre los practicantes de los distintos credos. La situación social de la mujer era la mejor de todo el mundo árabe y musulmán. "Si en algún momento digo que la mujer no es una oveja, lo estoy diciendo para un pueblo donde los ricos cambiaban mujeres por ovejas", le contestó a la periodista argentina Stella Calloni (http://despiertalibertad.blogspot.com/2011/03/libia-en-los-anos-80-entrevista-kadhafi.html).

Ni siquiera en las más encarnizadas distorsiones de los mass media había leído yo que Khadafi fuera un machista, mucho menos un racista. Es un truco retórico al que has debido recurrir porque has visto desmontados todos y cada uno de los argumentos con los que atacas a la Libia soberana.

Nadie niega que abundantes manchas salpican el expediente del coronel. Lo mismo puede predicarse (se predica) de Castro, Lenin y Mao, y son verdaderas muchas de las acusaciones que se formulan contra ellos. El anticastrismo tiene su parte de razón, como la tiene el antikhadafismo. No obstante, tras efectuar un balance histórico, la mayoría de quienes nos tenemos por socialistas hemos hecho nuestro el legado de Fidel, intentando avanzar donde él tropezó o se detuvo. Con Khadafi no tenemos que llegar a tanto, porque para empezar no es marxista; pero hizo por su pueblo más de lo que muchos marxistas han hecho por los suyos. No solamente interpretó el mundo, sino que lo transformó. Khadafi, además -me ha faltado comentarlo-, financió la sublevación del mundo entero. Sin ser un socialista de corte occidental, promovió las guerrillas socialistas dentro del hemisferio occidental. Esto es bastante para que merezca y reciba nuestro respeto y nuestra defensa.

Lo anterior es, de paso, mi respuesta a Carlos CM.

Hacia el final del penúltimo párrafo de tu artículo, John, aparece esta frase: "los sátrapas abstráctamente antiimperialistas de Libia o de Siria". Como sea, déspota, sátrapa, igual da. Una palabra y otra dibujan la misma caricatura. Sátrapa, déspota, tirano, torvo, imperialista, racista, machista, islamista, amigo de Berlusconi... Lo tuyo no es reflexionar, sino caricaturizar.

Veo que, como dices en tu reciente respuesta, efectivamente, no inspiran tus opiniones ni un sentido de la historia ni un valor ético... ni nada. Escribes desde la nada y para nada. Desde la pureza de una abstracción filosófica desentendida de cualquier acontecimiento histórico real que pudiera contaminar una visión, tan neutral y centrada, que no le es necesario el mundo. Ojalá trasciendas pronto la opinión simple -producto inconfesado de la manipulación mediática- y llegues a lo que tú mismo dices buscar: una comprensión de los sucesos que dé paso a tomas de posición materialistas, atentas a la coyuntura política y a la complejidad de los actores.

Cordialmente,
Juan Todos.
("Juan amanece/ con su cara de Juan cara de todos..." Octavio Paz.)

Iohannesmaurus dijo...

Una única puntualización: no defiendo una moral basada en valores, pero sí una ética orientada por la razón y la libertad. No creo en ningún sentido de la historia, pero sí defiendo una estrategia comunista: no porque el comunismo sea necesario, esté inscrito en ninguna línea de "progreso de la humanidad", sino porque sólo en una sociedad comunista la capacidad de actuar de cada uno de nosotros podrá expresarse libremente.

Por otra parte, si alabas el desarrollismo de Gadafi, no entiendo por qué motivo desprecias el de Franco. No creo que el socialismo sea "desarrollismo", sino transición al comunismo. En cuanto a la carencia de libertades y de pluralismo y la muerte de toda vida cultural en la Libia de Gadafi, no parecen preocuparte excesivamente. Tampoco ves machismo en un personaje que compartía orgías con Berlusconi y tenía una guardia personal de amazonas.

El problema fundamental entre tú y yo es que tú ves un líder antiimperialista donde yo veo un tirano que extermina presos políticos y no vacila en establecer con la agencia de fronteras de la UE Frontex turbios acuerdos sobre retorno de inmigrantes clandestinos o en aceptar que británicos y norteamericanos le subcontraten la tortura de presos islamistas. No se trata de inocentes acuerdos comerciales, sino de complicidad en crímenes de guerra y tortura. Que yo sepa, un auténtico dirigente revolucionario como es Fidel jamás incurrió en ese tipo de infamia. Esa es la enorme diferencia política y moral que hay entre la revolución cubana y el régimen de poder personal libio. Es también lo que explica que, por mucho que aspira el imperio a que se produzca una revuelta en Cuba, esta no llega nunca a tener lugar.
En cuanto a tu pregunta de por qué ha habido intervención en Libia y no en Túnez o en Egipto, te recuerdo que en estos dos países hubo una larga intervención occidental en apoyo de sus regímenes amigos y que en Libia, hubo mucha vacilación por parte de europeos y norteamericanos antes de intervenir contra un aliado como era Gadafi. Las potencias de la OTAN, al ver que la revuelta contra Gadafi tenía posibilidades de vencer al menos en el Este del país, decidieron secuestrar la rebelión: ayudarla para mejor controlarla y poder así establecer una cabeza de puente en un norte de África que se les estaba escapando de las manos.

Juan Todos dijo...

Los hermanos Castro mantienen bajo raya la libertad de expresión, encarcelaron o desterraron a sus adversarios políticos, han impedido que el pueblo de Cuba participe en la elección del Jefe del Estado cubano, enviaron a disidentes a campos de concentración, castigaron el comportamiento homosexual, han seguido pésimas medidas económicas... y sin embargo, aunque deploremos todo eso, seguimos apoyando a Fidel y a Raúl. El Che Guevara se sentía orgulloso de los fusilamientos que había ordenado; a nosotros no nos enorgullecen sus fusilamientos, pero defenderemos siempre la memoria historica del Che. Hugo Chávez acaba de poner en manos del fascista gobierno colombiano a más de un guerrillero comunista valiente; criticamos su decisión nefasta, pero confiamos todavía en Chávez como en alguien cercano a nuestras posiciones.

Khadafi, insisto, no ha hecho las cosas peor que cualquier líder socialista que enfrenta retos reales, demandas reales de su población, amenazas reales de los adversarios internos y externos.

Castro, Chávez, Khadafi, son líderes sumamente imperfectos. Su imperfección se debe fundamentalmente a que tuvieron que lidiar con la realidad, este río rápido en el que nos movemos, que desafía cada uno de nuestros logros, tan móvil como impredecible y completamente ajeno a nuestros sueños y esperanzas.

Claro que si comparamos a estos hombres de carne y hueso con los camaradas Trotsky, Bakunin y otros insignes conejos del País de las Maravillas... Imposible negar la perfección de los sueños de aquellos que se han dedicado profesionalmente a soñar, ni la superioridad estética de su imaginación sobre la de quienes han trabajado, luchado y dejado su sangre sobre el terreno firme.

Lo de las orgías con Berlusconi no sé dónde lo hayas oído, pero no lo creas mientras no te lo demuestren. En cuanto a tener una guardia personal de mujeres (tú dices que de "amazonas"), no me parece peor que tener una guardia machista compuesta exclusivamente de varones, como sucede en los demás países.

Si Occidente nunca se metió con Franco y sí lo hizo con Khadafi, hay que preguntarnos si la comparación entre ambos hombres es o no afortunada.

En Túnez y en Egipto no ha cambiado nada, excepto el nombre del ácaro que está ahora parasitando al pueblo. Nunca el norte de África tuvo la posibilidad real de librarse de las garras estadunidenses y europeas; lo cual no les resta validez MORAL a los esfuerzos de los rebeldes. Yo sí creo en esos valores éticos pasados de moda que tú desdeñas. De hecho, la única defensa que puede hacerse de las revueltas nor-africanas es una defensa moral; si somos objetivos, realistas, materialistas y fríos, reconoceremos que, políticamente, lo de Egipto y Túnez no ha servido para nada. Si yo fuera egipcio o tunecino, empero, habría apoyado la revuelta, porque creo que vale la pena intentar ensanchar cualquier brecha antiimperialista, por pequeña que sea.

Con Libia, el imperialismo podía haber procedido como con Egipto y Túnez (una "transición pacífica")... si Khadafi hubiera traicionado a su pueblo. Pero no lo traicionó, y se le está haciendo pagar muy cara su tozudez al coronel. El imperio no tolera la insubordinación. Estados Unidos entró en Panamá porque el odioso dictador que fue Manuel Noriega se atrevió a enviar señales de independencia política. La misma razón por la que la OTAN entra hoy en Libia. No entró en Egipto ni entrará en Bahrein porque ni Egipto ni Bahrein son independientes. Libia lo era.

Carlos CM dijo...

Camaradas Juan Nadie y Juan Todos: Necesitamos a “todos” sin dejar a “nadie” fuera. Las discrepancias son buenas y las deseo cuando entre unos y otros vamos afinando nuestra capacidad para, al menos, interpretar del mejor modo posible el mundo.
La transformación del mundo, que sugiere Marx, retomando y dando nuevos argumentos al “paradigma” materialista, tiene el anverso positivo de, como dice Juan Todos, enfrentarse a “retos reales, demandas reales de su población…”.
Sin embargo, queda la cara oculta (es un decir, porque está en la propaganda capitalista-neoliberal de continuo): las palabras “real”, “realidad”, “realismo” son de las que todos usamos, el capitalismo incluido, para justificar e imponer todas sus transformaciones. Marx percibió como “nadie” su capacidad transformadora y quiso abrir los ojos a “todos”.

Por cierto, si la palabra “realidad” es de las que sirven lo mismo para un roto que para un descosido, me llama más la atención el uso de la palabra “reto”. Sería bueno conocer la historia de las palabras, saber dónde se originan, quien las usa, cómo se imponen a la población, para qué, y cómo desaparecen o se quedan durmiendo el sueño de los justos. Nietszche estudió filología y está claro cuánto pudo extraer de ahí para entender el mundo y los conceptos que propuso. Pues en ese sentido, opino que la palabra “reto” ha recibido su sustancia más definitoria en nuestro tiempo precisamente del capitalismo desarrollista. Incluso creo que la palabra castellana se revitalizó como traducción de “challenge”, de tan generalizado uso en las corporaciones capitalistas transnacionales.
No sé si les parecen detalles menores, pero yo no veo “detalles” en la realidad.
Muy cordialmente.
Carlos CM.

Carlos CM dijo...

Una aportación para superar dualismos, aunque puede que algunos de los seguidores de este blog (y su creador) lo conozcan ya (yo lo acabo de saber). Es un enlace a los trabajos de la "International Conference on the Commons", que se celebró en Berlín en noviembre de 2010:

http://p2pfoundation.net/Berlin_Commons_Conference

Juan Todos dijo...

Carlos:

Muy pocos, prácticamente ninguno de los que hemos tenido el atrevimiento de opinar sobre el conflicto libio, conocimos de primera mano lo que significaba vivir en Libia; las supuestas bondades, los supuestos horrores. En circunstancias tales de ignorancia, es más cierto que nunca lo que dices, "las discrepancias son buenas", porque nos estamos ilustrando unos y otros.

Estamos aprendiendo. Qué lástima que suceda tan tarde. La izquierda no estuvo a la altura de lo que los tiempos le demandaban. Pero no es útil lamentarse demasiado por lo que no pudimos hacer y no hicimos; hay que tratar de avanzar y, para ello, hay que tratar de aprender.

Tenemos en común algo importante: nuestra oposición a la intromisión de la OTAN en Libia. Este núcleo común impide que seamos enemigos.

Recibe un cordial saludo.

Manich dijo...

Hace tiempo que sigo su blog con interés porque intenta transitar caminos que se apartan de las ortodoxias i dogmas al uso, cosa poco frecuente y no exenta de controversias encendidas. Pretendo comentar brevemente alguno de los estereotipos que subyacen en algunas tradiciones de izquierda.

Cita 1): "Claro que si comparamos a estos hombres de carne y hueso (Castro, Chávez, Khadafi) con los camaradas Trotsky, Bakunin y otros insignes conejos del País de las Maravillas... Imposible negar la perfección de los sueños de aquellos que se han dedicado profesionalmente a soñar, ni la superioridad estética de su imaginación sobre la de quienes han trabajado, luchado y dejado su sangre sobre el terreno firme." Juan Todos.

Este párrafo, a mi entender, es interesante porqué esta lleno de implícitos i muestra un buen ejemplo de maniqueismo al proponer un ejemplo de quienes son los "buenos" i quienes los "malos", los buenos son de "carne y hueso", "realistas", y los malos se "dedican profesionalmente a soñar" mientras los buenos son "quienes han trabajado, luchado y dejado su sangre sobre el terreno firme". Así, en esta simplificación política, a diferencia de Lenin, Trotsky parece ser que se dedicó a soñar y a pasearse en tren por Rusia mientras Lenin hacia la revolución, ni dejó su sangre i la de sus hijos asesinados por ella. Por lo que concierne a Bakunin al parecer tampoco trabajó, ni luchó ni fue encarcelado y condenado a muerte (aunque no fue ejecutado) por luchar "sobre un terreno firme". De lo que se deduce que para el señor JT, sus pensamientos y sus practicas políticas, sus luchas y su vida, comparativamente, no tienen ningún valor real porque no se han enfrentado a ningún reto real. Ya ve señor Brown, parece que se mueve en un terreno inestable, el de "la perfección de los sueños de aquellos que se han dedicado profesionalmente a soñar".

Cita 2): "La transformación del mundo, que sugiere Marx, ... tiene el anverso positivo de, como dice Juan Todos, enfrentarse a “retos reales, demandas reales de SU población…”.

¿No era precisamente al revés, lo que Marx propugnaba, que tenia que ser la misma "población", los propios trabajadores i trabajadoras quienes colectivamente debían enfrentarse sin mediaciones a los retos y a sus propias demandas? ¿Lo del "Estado socialista" es una larga pre-transición a la dictadura del proletariado antes de llegar al comunismo? ¿No habíamos quedado que la emancipación de clase debía ser obra de ella misma i de nadie más? Marx, en su concepción de la revolución y la dictadura del proletariado nunca se refirió a ningún "Estado socialista" ni siquiera Lenin se lo atribuyó en "El Estado y la revolución", aunque luego en este punto no le siguió. Para Marx, la dictadura del proletariado implicaba la destrucción del Estado, de todo tipo de estado. El modelo no era la revolución francesa sino la Comuna de París. És precisamente separándose del "ser colectivo" del Estado que se suprime toda separación con el ser colectivo humano. En la concepción del Estado Marx era totalmente anarquista (herejía!).

Cita 3): "... cualquier jefe de Estado socialista que aspira a que su régimen sobreviva en un entorno hostil.".

Todos los jefes de cualquier tipo de Estado, sin excepción, aspiran a que su régimen sobreviva. I así andamos. Después de décadas de economías estatizadas, ahora resulta que vamos camino de la iniciativa privada. Ante todo, el régimen, el estado y sus jerarquías de poder. Donde está el trabajo colectivo, el trabajo cooperativo, donde las colectivizaciones y las experiencias de gestión cooperativa de las que escribía Marx? Donde el poder colectivo real, sin mediaciones? Algunos, como el señor Juan Todos, si fueran consecuentes con su realismo o realpolitik de "carne y hueso" tendrían que poner a Marx entre los "otros insignes conejos del País de las Maravillas".

Anónimo dijo...

http://www.radio36.com.uy/entrevistas/2011/08/29/petras.html

http://www.youtube.com/watch?v=CMUsD3txxeE

Anónimo dijo...

http://www.radio36.com.uy/entrevistas/2011/08/29/petras.html

http://www.youtube.com/watch?v=CMUsD3txxeE

Juan Todos dijo...

Estimado Manich (1)

Estimado Manich, escogiste un pseudónimo que suena mucho a "maniqueo".

Trotsky y Bakunin sufrieron mucho en vida, es cierto. Su sufrimiento fue políticamente estéril. No le dio de comer al que tenía hambre, no le enseñó a leer al ignorante, no curó enfermedades, no fundó nada sólido, no le sirvió de nada a nadie. La vida trágica de Trotsky (eminente enemigo de Lenin) y de Bakunin (eminente enemigo de Marx) no ha servido para otra cosa que para expandir dos formas del resentimiento (en el sentido que a esta palabra le da Nietzsche, ese otro gran maquiavélico). Como sea, siempre he defendido que si algo estimulante puede tomarse de Trotsky o de cualquier otro pensador, hay que tomarlo. La práctica del último Trotsky fue objetivamente contrarrevolucionaria, pero si descubrimos elementos revolucionarios en su teoría, no veo por qué no habríamos de apropiárnoslos.

Nunca dije que Bakunin o Trotsky fueran "malos". Es tu interpretación y es equivocada. Gran parte del anarquismo y del trotskismo sí me parecen nefastos (en un sentido de táctica política, no en un sentido de valoración ética); y si quieres comprender por qué pienso así, encontrarás las razones en lo que se ha publicado en diversos sitios web trotskistas y anarquistas acerca de la invasión a Libia. Son las mismas razones por las que han pasado décadas atacando a Castro, a Vietnam, a la URSS y, en fin, a cualquiera que lleva una revolución a su triunfo y luego tiene que lidiar con los problemas de la administración económica y política "sobre el terreno".

La transformación del mundo que RECLAMA (no sugiere) Marx, no tiene el anverso "positivo" del enfrentamiento con los retos y demandas de la realidad material. Es la INTERPRETACIÓN la que muchas veces no llega a una adecuada comprensión de su materia (el mundo) y, por lo mismo, no puede operar sobre él: no lo puede transformar.

Efectivamente, deberían ser los trabajadores quienes colectivamente resolvieran sus problemas. Ahora bien, ¿de qué manera han de organizarse para resolverlos? ¿Puede ser el Estado un instrumento adecuado para la resolución de los problemas de los trabajadores? Y si lo fuera, ¿sería un Estado nacional de régimen dictatorial durante todo el tiempo que se prolongue el proceso de extinción de las clases? O bien, ¿es un destino ineludible que una revolución se "estanque" en cuanto acceda a la construcción de un Estado, sea del tipo que sea?

Hemos llegado rápidamente al quid de cualquier discusión sobre teoría política, ¿no crees? El Estado. Podemos llevar a un debate las preguntas que te propongo (y que se derivan de las tuyas), pero antes detengámonos en los procesos que yo llamo "reales". A propósito, tú y Carlos CM me cuestionan por mi uso de los términos "reales" y "realidad", pero no han hecho una adecuada crítica de los mismos, de modo que su cuestionamiento queda desdibujado.

Juan Todos dijo...

Estimado Manich (2)

¿Cómo piensas ligar tu crítica del Estado con los problemas del proceso supuestamente revolucionario de Kadafi o del proceso supuestamente revolucionario de los antikadafistas? ¿O es que vamos a abandonar el tema libio y entrar a una discusión teórica (a lo cual no me niego)? Si la discusión es teórica y me preguntas qué es lo que yo "prefiero", entonces yo, como Marx y Bakunin (e incluso algunos liberales), contesto que una vida sin Estado. Pero si enlazamos la teoría con la observación de los fenómenos sociales, no descubro posibilidades (ni aspiraciones populares) de vivir sin Estado en ninguno de los procesos que han sembrado discusiones recientes en la izquierda. Ni en Libia ni en Egipto ni en Perú ni en Euskal Herria ni en ninguna otra parte.

Son otros los dilemas que nos plantea la revolución libia (y con "revolución libia" quiero decir lo que tú llamarías "régimen de Kadafi"). Ni kadafistas ni antikadafistas quieren la extinción del Estado.

La práctica política de Castro, Kadafi, etc., alimentó, educó e hizo sobrevivir a mucha gente en el sentido más material de la palabra. Se mantuvo viva una práctica, una o varias series de prácticas; pero, además, la existencia material de esos regímenes -llamados, con mayor o menor justicia, "socialistas"- mantuvo viva una aspiración espiritual social, un proceso del ámbito ideológico. Me refiero a la esperanza fundamentada de que era posible un cambio mundial hacia la justicia. Y, mal que nos pese, parece que el tipo de justicia que buscaban los habitantes de este planeta tenía que ver con la construcción de un Estado.

Esto puede significar un enorme problema para los teóricos marxistas y anarquistas, sí. No debemos evadirlo.

Marx es una inspiración, no un dogma. No dirigió un país ni una revolución. Pero, aunque sea muy abusivo intentar siquiera suponer qué habría hecho él en estos momentos, estoy seguro de que Marx, hoy, se situaría dentro del campo antiimperialista; y no es el día de hoy un antiimperialista consecuente quien, en el conflicto libio, no tome el partido de Kadafi.

Manich dijo...

Respuesta a Juan Todos (I)

Apreciado Juan Todos, el diccionario define maniqueo o maniqueísmo como el pensamiento que concibe las cosas según los principios absolutos del bien y del mal, sin matices y sin un estado intermedio, es la actitud derivada de la convicción de que todas las cosas se dividen en dos partes, una completamente buena i aceptable, la otra mala y rechazable. Es de esto que hablamos (y entiendo que es lo que plantea JB en La lógica…).

1) En primer lugar, cité a Trotsky y a Bakunin tan solo como ejemplos. Te adelanto que los "ismos" que prefiguran dogmas me interesan poco.

2) En segundo lugar, una aclaración. No se como se te ha borrado la imagen de Trotsky en la fotografía de la revolución rusa, pero es completamente falso política y históricamente que Trotsky fuera un “eminente enemigo de Lenin”, mas allá de los intensos debates políticos que había dentro del partido en aquellos años. Quién sí fue un eminente y real enemigo de Trotsky fue Stalin que (en nombre de Lenin difunto) ordenó su asesinato y el de miles de revolucionarios rusos (y no rusos), incluido el de la mayoría de los dirigentes bolcheviques que con Lenin organizaron y dirigieron la revolución rusa. Aunque también te diré que, en mi opinión, Stalin más que causa, fue la consecuencia de muchos errores anteriores a él, los de Lenin incluidos.

3) Vistos los resultados, y siguiendo la misma regla que expones, el trabajo de Lenin (y de Mao) también se podría considerar “políticamente estéril”, en la medida que, “sobre el terreno”, el triunfo de la RR (y de la China) pienso que hace décadas que esta arruinado. Esa es la “realidad” que hay que analizar, y ni siquiera te preguntas por qué. Te limitas a justificarlo con tener que “lidiar con los problemas de la administración económica y política “sobre el terreno” (eso lo hacen todos los gobiernos), con los problemas “reales” que hay que afrontar en el “terreno firme”, como si esto pudiese justificar sin responsabilidades cualquier decisión, resultado o desmán.

4) Supongo que tampoco Clara Zetkin, Emma Goldman, Rosa Luxemburg, Alexandra Kolontai ni Nadezhda Krúpskaya forman parte de tu selectivo (i patriarcal) panteón revolucionario. A no ser que creas en superhombres o caudillos ungidos del sentido de la historia, las revoluciones con sus aciertos y sus errores son solo el fruto de la acción de miles de mujeres y de hombres de muy distinta condición sociales y pensamiento. Por ello, y simplificando mucho, las que han triunfado inician su declive cuando son apropiadas por elites especializadas y burocracias presididas por lideres indiscutidos con sus propios intereses políticos y de poder. En nombre del “realismo político” y de las “condiciones históricas concretas” se divide a la sociedad y estas pierden su inicial libertad, carácter y proyecto de sociedad de iguales. Históricamente, la esencia del estado es precisamente quien divide, jerarquiza, organiza y disciplina la sociedad en clases o castas. En definitiva organiza la "coerción colectiva" que impide que "la capacidad de actuar de cada uno de nosotros pueda expresarse libremente". Hasta hoy, se conocen procesos de sociedades no divididas que se han estatizado, ninguno a la inversa.

5) a) En el parrafo: “Nunca dije que…”. Lo dices cuando, mas allá del debate histórico sobre las ideas y las prácticas políticas, los declaras “eminentes enemigos de Lenin o de Marx”. Supongo que a Rosa Luxemburg también la tendrás que declarar “eminente enemiga de Lenin y de Trotsky” por sus críticas a la revolución Rusa (relee el primer párrafo de JB), por otra parte, en general, pertinentes y lúcidas; b) Que otras corrientes de pensamiento no coincidan con las tuyas, no te da necesariamente a ti la “verdad” ni tampoco a ellos, ni los hace necesariamente enemigos. Confundes el análisis y el debate político con “ataques”, como si Lenin o Castro, fueran una especie "vacas sagradas". Si los otros te parecen “nefastos”, razona políticamente tus argumentos.

Manich dijo...

Respuesta a Juan Todos (II).

En mi opinión, el problema de los “marx-ismos” es que han utilizado a Marx tanto para un “roto como para un descosido” y en su nombre y en su “interpretación” se han desarrollado teorías y prácticas que no solo no propugnó sino que rechazó. Y en este caso, son los “marxismos” y sus dirigentes quienes tienen que responder y dar explicaciones sobre sus prácticas y resultados “sobre el terreno.” No te niego ni tengo la menor duda de las enormes dificultades y los logros indudables, p. e.: en Cuba, y de que si estuviera "normalizada" en el marco capitalista estaría muchísimo peor, pero de lo que se trata es de saber que proyecto de sociedad se ha construido o se esta construyendo, y, en mi opinión, esto no tiene que ver con esas dificultades. Si después de décadas de propiedad y economía estatizada y dirigida por el estado, se opta también por la iniciativa (y la propiedad) privada, que hasta ahora se ha demostrado un camino de no retorno y que profundiza en la división de clases (p. e. China) y no por otras alternativas ni en su momento ni ahora, quizá sea, en mi opinión y limitado conocimiento, porque la realidad del proyecto de una economía y una sociedad con una propiedad y gestión colectivista y cooperativa (la propiedad y la gestión común de los medios de producción) podría afrontar directamente a la razón de ser del estado y de su clase dirigente.

6) En relación al “quid” al que dices que hemos llegado sobre la teoría política del Estado, por otro lado compleja y no resuelta, y que propones discutir y que me supera, incluidas razones de tiempo, yo ya te he expuesto a grandes rasgos algunas de las preguntas que me hago y respondido muy breve y esquemáticamente, con algunas afirmaciones (limitadas y precarias certezas) en este escrito y en las citas 2 y 3 de la anterior respuesta.

7) En relación a la cuestión Libia, coincido y comparto en lo fundamental el artículo de JB y la entrevista a SAR, aunque prefiero nombrarlas como revueltas o insurrecciones mas que revoluciones hasta no ver el proceso que siguen en el tiempo y su resultado. Aunque una derrota no les quitaría el carácter de revolución democrática. Por otro lado no tengo mas información que me permita añadir algo nuevo que modifique o refuerce esta visión.

8) En relación a la pregunta que me haces sobre como ligo la crítica al Estado con estos procesos revolucionarios, entiendo que, en el marco del capitalismo, a lo que se le está llamando "revoluciones", para mi son procesos constituyentes de Estados democrático burgueses. Otra cosa es que un proceso revolucionario (corto o largo) de transformación social real implica la abolición del estado y la auto-institución de una sociedad autónoma de iguales que se gobierna a si misma. Por otro lado, entiendo que el binomio Estado-socialista (o comunista) como alternativa contiene una inviabilidad de orden racional (aporia), una contradicción insalvable. Y a las "realidades realmente existentes" hasta hoy me remito.

9) Para acabar, en mi opinión, para avanzar des de la izquierda como comentabas al final de una de tus intervenciones, entre otras muchas cosas, hay que hacer una reflexión crítica sin concesiones de como se han desarrollado y a donde han llegado todas las revoluciones "realmente existentes" e interrogarse críticamente sobre ellas. Además, si a ello no sumamos una profunda renovación de las dos grandes tradiciones revolucionarias, hoy en horas bajas, sin dogmatismos, sectarismos ni "ismos" con el tiempo, y de manera natural, acabaran desapareciendo o marginandose, aunque ello tampoco seria un gran problema porque no tengo ninguna duda de que, antes o después, emergerían otras nuevas de ese sustrato. Salut.

Juan Todos dijo...

Manich (1):

No estoy de acuerdo con tu interpretación o tu registro de diferentes cuestiones históricas pero, si las abordara todas, la discusión se alejaría demasiado del punto de partida inicial, que es la situación actual de Libia. No puedo resistirme, sin embargo, a contestar algunas de ellas.

1) En el periodo previo a la toma del poder, así como en los primeros años de vida de la URSS, hubo, efectivamente, "intensos debates políticos al interior del partido" bolchevique. Pero el debate entre Lenin y Trotsky no se producía "al interior del partido", por la sencilla razón de que Trotsky no se adhirió al bolchevismo sino en julio de 1917. Para entonces, él y Lenin llevaban ya varios años discutiendo, muchas veces con molestia y acritud. Eso no le resta méritos a Trotsky, pero por justeza histórica hay que exponer la situación como se desarrolló.

2) No hay nada permanente en la historia humana. Los esfuerzos de varias generaciones soviéticas y chinas pueden parecerte vanos ahora, pero, de haber vivido en aquellos países en los años 40, 50, 60, si compararas las condiciones materiales de vida de la población con las que se vivían en el periodo pre-revolucionario, apreciarías y comprenderías mejor para qué sirvió el comunismo "realmente existente", con todos sus defectos, manchas y errores. Y si no volviera nunca a desplegarse el comunismo sobre la Tierra, su sola victoria por unas cuantas décadas del siglo XX sería suficiente para justificar las luchas del pasado.

3) Lo de mi "punto de vista selectivo y patriarcal" (!) es ridículo. Mencioné unos cuantos nombres porque no tengo el tiempo ni el espacio para desarrollar una biografía del comunismo mundial.

4) Dices que "simplificando mucho", las revoluciones que han triunfado "inician su declive cuando son apropiadas por élites [...] burocracias [...] líderes indiscutidos [...] intereses políticos [...] poder [...]", bla bla bla. El mismo "rollo" que todos hemos oído miles de veces y que sirve por igual para atacar a Stalin, Mao, Castro, Kadafi o el villano de turno. Esto y no otra cosa es lo que yo llamo maniqueísmo. Lo único acertado en ese rollo es lo primero que dijiste: que estás "simplificando mucho". Agrego que, si -como parece- apoyas el proceso revolucionario cubano, reconocerás que éste es, en parte, consecuencia dialéctica de otros procesos, como el de la URSS, con toda su carga "burocrática" y "estatista".

Juan Todos dijo...

Manich (2):

5) Todos los gobiernos tienen que "lidiar con los problemas de la administración económica y política", pero no todos les dan la misma respuesta a los mismos problemas. La respuesta de algunos gobiernos beneficia a una parte muy pequeña de la población. Otros gobiernos diseñan su respuesta considerando el beneficio objetivo de toda la población. Prefiero a estos últimos gobiernos y no a los otros.

6) Comparto mucho de lo que dices en tu crítica al Estado. Tal vez un día un movimiento revolucionario le oponga a la forma de organización estatal algo menos contradictorio y más justo. Por el momento, eso no está ocurriendo en ninguna parte del mundo, y en Libia menos que en ningún otro lugar.

7) Califiqué al anarquismo y al trotskismo de “nefastos” en relación con el conflicto libio. Lo que tienen de nefasto EN RELACIÓN CON EL CONFLICTO LIBIO ha sido suficientemente criticado por mí en mis primeras intervenciones en este mismo hilo de comentarios.

8) Dices compartir "en lo fundamental" el punto de vista de JB y SAR en torno a Libia. Pero ¿qué identificas como "fundamental" en ese punto de vista? Y ¿qué justifica tu apoyo a la revuelta? Puedes estar seguro de que no es un movimiento anarquista. Burgués, es posible; pero ¿demócrata? ¿No contradiría su condición burguesa a un pretendido carácter "demócrata"? ¿Por qué es preferible el movimiento antikadafista y no el gobierno de Kadafi? ¿Qué esperas que suceda? ¿En qué sentido contribuiría la revuelta a mejorar la situación de Libia? ¿Qué es lo que habría que mejorar? En pocas palabras: ¿cuál es el problema que ellos diagnostican y cuál la solución que ofrecen?

Salut.

MDF dijo...

Mi esposo en shock "SECUESTRADO" por personal del Estado a 10 minutos del Hospital de Santiago de Compostela. "ABANDONADO", agonizando, en una dependencia del Estado. Dos Policías Locales de A Estrada VIGILANDO la entrada. Un JUZGADO, recusado hasta la nausea, otorga "IMPUNIDAD ABSOLUTA", al margen de toda Justicia y Ley, a los imputados. Los acusados declaran la existencia de una ORDEN OFICIAL a las ambulancias: "A mayor gravedad, menor velocidad". Y ahora ese mismo Juzgado pretende, a mis 79 años, PROCESARME... ¿Terrorismo de Estado?:

http://aims.selfip.org/spanish_revolution.htm

Manicf dijo...

Respuesta a Juan Todos I:

Entiendo que no respondes a las cuestiones más importantes que he planteado y no voy a insistir en ellas. Las posiciones políticas y las prácticas históricas de una parte de las izquierdas, sí subyacen de forma clara en todo lo que estamos discutiendo sobre Libia. En todo caso, si no las han modificado en lo substancial en estos últimos 70 años, si no han realizado ninguna reflexión crítica en profundidad sobre el desarrollo y resultado de estos procesos históricos, probablemente tampoco lo harán ahora.

Respuesta al punto 1) Como era evidente me refería a los periodos de 1917-1924-1929-1953. No a la etapa anterior al 17. Por lo demás me remito a lo dicho en el párrafo anterior.

Al 2) En ningún momento cuestiono la necesidad de las revoluciones realizadas, lo que cuestiono son sus desarrollos posteriores y sus resultados actuales. Sostengo que durante su proceso de despliegue se transformaron en algo distinto a sus objetivos iniciales. No se qué entiendes por comunismo o “comunismo realmente existente”, pero la evidencia teórica y práctica es que hasta hoy no ha llegado ha "existir" ninguno. Si lo hubiera hecho realmente dudo, p. e., que China se hubiera convertido en un estado formalmente "comunista" que ha impulsado un capitalismo desenfrenado, una nueva burguesía emergente y ha profundizado la explotación y las diferencias de clase, por no hablar de las nulas libertades políticas. Eso no son solo “errores y defectos”, es una cuestión de fondo. Las luchas y las revoluciones (fracasadas o victoriosas) del pasado y los esfuerzos realizados son justos y justificados, sus evoluciones y resultados no necesariamente. De ahí lo grave, en mi opinión, de no hacer la más mínima reflexión crítica. No hay ninguna razón o evidencia que demuestre que no era posible incorporar a las diferentes revoluciones todos los avances positivos logrados por el sistema capitalista en la agricultura y en la industria, sin pasar por sus condiciones degradantes.

Al 3) Disculpas. Pero fíjate que, sea del pasado o del presente, solo se habla de hombres “revolucionarios”. El socialismo “realmente existente” también construyó (y aun perdura) su propio orden patriarcal.

Al 4) Me remito a lo dicho en los puntos anteriores. En lo que sí tienes razón, aunque no sé si es una cuestión dialéctica, es cuando escribes que el “proceso revolucionario cubano, …es, en parte, consecuencia dialéctica de otros procesos, como el de la URSS, con toda su carga "burocrática" y "estatista". Ese es desafortunadamente, a mi entender, su “talón de Aquiles” interior. El que los procesos y las realidades sean complejos, no justifica que si los modelos ensayados no funcionan como se esperaba, no se prueben otros alternativos al modelo económico capitalista. P. e., defender el modelo económico de China vendría a sugerir que “no hay alternativa al modelo capitalista”. Por otra parte, en relación a lo que tú llamas “rollo”, no tengo ninguna duda de que en una sociedad de clases, los intereses de clase son a la vez intereses de poder, en Cuba, Libia o EEUU.

Al 5) ...“Prefiero a estos últimos gobiernos y no a los otros”. Sin duda, “el beneficio objetivo de toda la población” solo es posible cuando estos gobiernan o “mandan obedeciendo”.

Al 6) De acuerdo.

Al 7) En cualquier caso, sin más argumentos, que disientan de lo que tu piensas no los hace “nefastos”

Al 8):

1) En mi opinión, históricamente, una parte de las izquierdas, en su concepción del desarrollo social, y a partir de las condiciones históricas concretas, ha tomado partido contra los regimenes absolutistas y reaccionarios y a favor de aquellas luchas de la clase obrera, burguesa o de las clases populares, cuyo objetivo fuese promover los derechos políticos democráticos y sociales y la emancipación nacional, en la medida que pensaban (y piensan) que la democracia y la liberación nacional significa un avance en la lucha por la emancipación.

Manich dijo...

II y final

2) Si tomamos el ejemplo de la guerra sostenida por la guerrilla islámica en Afganistán contra la ocupación del ejército soviético, el hecho de que esta aceptara ser financiada por la CIA no le impidió luchar luego contra la ocupación militar de EEUU. No hay duda de que en ambos casos ha sostenido una lucha de liberación nacional contra las dos fuerzas de ocupación. I, aunque utilizase a EEUU para expulsar al anterior ocupante, esto no la hacia necesariamente contrarrevolucionaria entonces ni revolucionaria ahora, aunque su lucha en ambos casos sea objetivamente antiimperialista, su régimen fue reaccionario. De la misma manera que el gobierno de Karzai es un gobierno corrupto y títere, si cae tras la marcha/derrota de EEUU y la insurgencia implanta un nuevo régimen, este será nacionalmente independiente, por lo menos del imperialismo angloamericano y europeo, pero no por ello será necesariamente democrático y socialmente justo. Todo ello nos da una idea de la complejidad de la realidad y de los peligros de las adhesiones incondicionales.

Siguiendo el mismo ejemplo, el apoyo de la OTAN a las milicias libias no las convierte necesariamente en contrarrevolucionarias. Así, ni las mejores condiciones sociales que citas (que siempre son preferibles), ni el hecho de que financiase guerrillas o atentados contra intereses norteamericanos (también lo hace el fundamentalismo islámico) demuestran que Gaddafi sea antiimperialista, democrático y, mucho menos, socialista. ¡Como se puede considerar progresista después de 42(!) años en el poder, un régimen autoritario, unipersonal y familiar!

Por otro lado, fue cuando la insurrección tomó una cierta envergadura que en el interior se movilizaron diferentes sectores en un gobierno provisional al que inicialmente la insurgencia negó legitimidad y está por ver que la represente ahora, aunque a su vez las milicias tampoco sean homogéneas en sus intereses. En el exterior, alarmadas también, las ex-potencias coloniales se pusieron en movimiento para intentar reconducir la situación si su evolución no les resultaba conveniente (y esto incluye a China o Rusia). Pensar en la posibilidad de no ingerencia (directa o indirecta) en una zona estratégica para el capitalismo es absurdo. El imperio, a lo largo de estas décadas no ha hecho más que derrocar o a apoyar indistintamente a democracias o a dictaduras tan solo en función de si respondían o no a sus intereses o intentando decantar en su favor los acontecimientos en curso, como ahora es el caso en Libia, Egipto, Siria, etc.

En resumen, los procesos de descolonización y de independencia seguidos en el norte de África en los años 50 y 60, en los que se formaron las republicas árabes inscritas en lo que se llamó "socialismo árabe" (Bourguiba-Túnez, Nasser-Egipto, Ben Bella-Argelia, Gaddafi-Libia, Assad-Siria, etc.), de base autoritaria, años después degeneraron en regimenes dictatoriales o en tiranías autocráticas y hereditarias, sometidas o neutralizadas por el imperialismo estadounidense e israelí. Contra estos regimenes se han alzado, cada una con sus propias condiciones históricas concretas, las revueltas de la llamada "primavera árabe" y han reclamado, además de una mayor independencia política de sus países respecto de Israel y de EEUU, que la mayoría de sus gobiernos corruptos no tenía, un cambio que implica el reconocimiento de los derechos políticos y sociales para el conjunto de la población. En este sentido para mí no hay duda de que son revueltas o revoluciones que se inscriben plenamente en el sentido del punto 1. El tiempo dirá si este proceso concluye en un avance o, por el contrario, en un fracaso parcial y provisional de las revueltas, en función de la correlación de fuerzas que puedan establecer con las resistencias contrarrevolucionarias interiores i/o exteriores.

Por mi parte, no teniendo nada más que aportar de momento, agradezco la amabilidad del editor por publicarlas y doy por concluidas mis intervenciones en el debate a dos surgido a raíz de este artículo de JB. Salut.

Anónimo dijo...

"... no defiendo una moral basada en valores, pero sí una ética orientada por la razón y la libertad.", nos dice el autor del post mientras incluye a Fidel Castro en la lista de grandes protagonistas del pensamiento marxista. Nadie más lejos de Marx y de cualquier ética (para no hablar de libertad) que el dictador Fidel Castro; eso sí, muy cercano éste a la mentalidad divisionista, torcida y astuta de Maquiavelo.