jueves, 18 de junio de 2015

El 15M de la casta


"El hombre no es ni un ángel ni una bestia, y por desgracia quien hace de ángel hace de bestia» 

(Blaise Pascal, Pensamientos, 329)

1.
La dimisión forzada de Guillermo Zapata como concejal de cultura del gobierno municipal madrileño presidido por Manuela Carmena podría ser un acontecimiento de primer orden, de aquellos que cambian aspectos decisivos del juego político. La presentación oficial de esta dimisión así como la versión dada por el propio Zapata intentan hacer ver esta enorme concesión a la campaña de desprestigio orquestada por los medios de todas las derechas (incluidos los de Prisa) como un acto moral. Este acto mostraría que los representantes de la "nueva política" cuyos exponentes son Podemos y Ahora Madrid, "no son como ellos", entendiéndose por "ellos" los políticos de la Casta. Es ciertamente de agradecer que un representante no se aferre a un cargo y que no tarde en dimitir cuando la gente que lo ha elegido se lo exija, pero una dimisión no tiene el mismo significado cuando responde no a una demanda de la ciudadanía, sino a una campaña despiadada de propaganda de una derecha que no acepta haber perdido el bastión madrileño y el barcelonés. Más absurda es aún esa dimisión cuando contra el concejal ayer dimitido no había ninguna acusación mínimamente sólida que no fuera más allá de algunos chistes de mal gusto contados o citados entre comillas en el marco de una discusión en Twitter sobre los límites del humor.


2.

Como demostraron sobradamente Franco, Mola y Yagüe, las clases dominantes españolas tienen mal perder y tienen asumido que el poder político les corresponde en propiedad. Cuando un gobierno elegido no les conviene hacen lo posible y hasta lo imposible por quitárselo de encima. En un caso extremo, allá por 1936, liquidaron además del gobierno a una parte significativa de sus apoyos sociales, asesinándola y enterrándola en cunetas o mandándola a la prisión o al exilio. Hoy, esta derecha se vale de otros medios. Utiliza los distintos aparatos de Estado, policial, judicial y administrativo así como los numerosos medios de comunicación a su servicio, para buscar en la vida de los ciudadanos que la incomodan elementos que permitan denigrar a un adversario político percibido como enemigo. En las redes sociales, este poder poco escrupuloso con la legalidad ha encontrado una mina y extrae de ella todo lo que quiere. Es muy fácil, en efecto, que en una red social como Twitter o Facebook haya fragmentos de conversación poco adecuados o incluso impresentables. El espacio de las redes sociales es un espacio que contraviene las grandes oposiciones jurídicas entre lo público, lo privado y lo íntimo. En las redes estos espacios que el derecho reconoce como cualitativamente distintos se confunden y el comentario estúpido, el chiste malo que todos hemos contado a un amigo durante una conversación pasa a ser de dominio público si no se toman algunas precauciones que nadie toma.

3.

Era costumbre de los gobiernos totalitarios tender trampas a los ciudadanos. Una que se utilizaba en la antigua República Democrática Alemana consistía en tolerar que los habitantes de las grandes ciudades practicasen un pequeño tráfico de divisas con los visitantes occidentales. Este tráfico se observaba discretamente y se documentaba a veces con fotos, pero no pasaba nada, hasta que un día algún ciudadano realizaba algún acto de carácter político poco grato pata el régimen: ese día, la policía y la justicia caían sobre él acusándole no de un delito político, sino de tráfico de divisas. Algo semejante está ocurriendo en España desde la constitución de los ayuntamientos de Madrid y Barcelona. Desde anteayer, operaciones que debían estar en marcha desde hace tiempo han dado sus frutos. Rebuscando en las redes sociales, los "periodistas" de la derecha encontraron los tuits de Zapata y de otros concejales así como diversos mensajes de éste y de otros concejales de Ahora Madrid en otras redes sociales. Se trataba de mensajes políticamente incorrectos emitidos en el marco de conversaciones relajadas, como las que se tienen con un amigo en un bar o paseando. El resultado de esta indecente campaña político-mediática ha sido la intimidación general de los usuarios de las redes sociales. Se trata para el poder de cancelar, sin necesidad de recurrir a ninguna medida de excepción la libertad que existía en ese remedo virtual de espacio público que son las redes. Ese temor a expresarse con libertad es el primer golpe duro del 15M al revés que estamos viviendo.

4.

El segundo golpe de esta operación de rearme de la derecha ha sido de índole moral. Si el 15M había logrado desautorizar a una clase política y a un régimen entero asimilándolo con la corrupción y el secuestro de la democracia por intereses privados, el 14M, con la dimisión forzada de Zapata ha supuesto un viraje completo, de 180 grados. La derecha ha sido autorizada con esta dimisión  a juzgar a los cargos electos votados por los ciudadanos en candidaturas municipalistas plurales y abiertas. A partir de ahora cualquier ciudadano no afecto al régimen puede verse expuesto al juicio de las derechas, por cualquier tontería, un tuit, un comentario, un mal gesto, registrados en Twitter o Facebook. Además, el moralismo "progre", pronto a culpabilizar a quien como todo ser humano normal no es impecable, ha hecho el juego de la derecha más hipócrita e indecente pretendiendo que "nosotros no somos como ellos". A falta de verdaderos contraataques que desautoricen a estos severos jueces, cómplices de La Gürtel o de la Púnica o apologetas del totalitarismo franquista, las derechas (incluida la izquierda de la derecha que es el PSOE) habrán ganado una importante batalla simbólica, porque la "nueva política" ha renunciado al combate.

5.

El problema es que nosotros sí que somos como ellos, que uno de los principios de toda ética democrática es reconocer que no existen diferencias absolutas entre los hombres, que siempre a ciertos niveles, todos los hombres nos reconocemos como iguales, como semejantes. Como decía Maquiavelo, "no hay más que vulgo". Esto solo quiere decir que todos los hombres estamos sometidos a las pasiones, que todo ser humano tiene dentro de sí, como dice mi amigo Carlos Fernández Liria recordando muy pertinentemente los escritos de Freud sobre el chiste, un infierno y una cloaca, parcialmente disimulados por el lenguaje, el saber, la civilización... La derecha siempre ha visto la cloaca y el infierno en el otro, siempre para ella fue la multitud objeto de temor y de desprecio. ¡Cómo van a gobernar estos si solo se mueven por pasiones! ¡Cómo van a gobernar estos ignorantes! proclaman sus propagandistas. Ellos se presentan como los dignos de gobernar, como los racionales, como los que controlan sus pasiones, mientras que el pueblo es una terrible hidra de mil cabezas que hay que contener y alejar del poder. Fascina ver cómo la indignación moral de los progres, que censuran con afectado horror las imperfecciones y pasiones de Zapata o de otras personas normales que han llegado a puestos institucionales antes reservados a las derechas, hace el juego de los propagandistas antidemocráticos. Estos no sólo no contradicen la moralina y la censura de los progres contra los "pecadores", sino que podrían retomar las propias palabras de los moralistas de izquierda:"nosotros no somos como ellos".

6.

En la historia de Zapata y en todas las que vendrán no se dirime ninguna cuestión moral. La derecha no reprocha a Zapata y sus compañeros unos tuits con chistes negros, ni unas declaraciones provocadoras, lo que detrás de la más hipócrita de las censuras morales les reprocha es que los hayan expulsado de unas instituciones que consideran suyas. Las instituciones son para gente como ellos y no para quienes se jactan de "no ser como ellos". Ellos no necesitan justificarse incluso cuando cuentan chistes de tiros en la nuca y de cunetas en las redes sociales o en las tribunas de las instituciones, ellos no son tan delicados y no censuran a los suyos: dicen barbaridades y las hacen y además se arrogan el derecho a juzgar quién es moralmente digno de participar en las instituciones y quién no. Ellos tienen el poder social y político: asentaron su hegemonía inicialmente sobre el terror y luego sobre el desarrollo económico. Con el acoso a los municipios democráticos recién elegidos, lo que intentan es revertir los efectos hegemónicos del 15M, volver al poder tras un episodio de "izquierda" lo más breve posible, tener ellos mismos su 15M.

PS. Hoy, parece que las cosas han cambiado un poco y que desde la dirección de Podemos y desde Ahora Madrid se está manifestando solidaridad con Rita Maestre. Ante lo que es a todas luces un golpe blando contra las instituciones democráticas, solo un fuerte contraataque por parte de los sectores sociales que apoyan el cambio -tal vez incluso un nuevo 15M- podrá frenar la ofensiva y salvar a los nuevos gobiernos municipales de cambio.

lunes, 15 de junio de 2015

Reflexiones al hilo del "no asunto" de los tuits de Guillermo Zapata

Reflexiones al hilo del "no asunto" de los tuits de Guillermo Zapata

1.
No creo que las hienas que bombardearon Irak, ni los buitres que organizan desahucios tengan autoridad moral para criticar a Guillermo Zapata, compañero que juró ayer su cargo de concejal en el ayuntamiento de Madrid añadiendo a su juramento la frase de Thomas Müntzer "Omnia sunt communia" (Todo es común, todo es de todos). También se excluyen de la comunidad humana capaz de juzgar moralmente nuestros negacionistas nacionales, los que niegan el peso enorme que hacen pesar las cunetas sobre la vida de nuestro país convertido en un inmenso "país de Antígona" que no entierra ni honra debidamente a sus muertos.
A mí, personalmente, me repatean los chistes antisemitas. Soy contrario a la existencia de Israel como Estado exclusivamente judío, pero no aguanto el "socialismo de los imbéciles" que siempre ha sido el antisemitismo. Dicho esto, me niego a demonizar a Guillermo, que es un valioso compañero y que no es ni un antisemita ni un monstruo de inhumanidad. Me niego a demonizarlo, porque sé que todo inconsciente tiene la potencialidad de ser fascista, el mío incluido, y que todo chiste tiene que ver con ese inconsciente y sus peligrosas cualidades. No solo yo he hecho chistes de mal gusto contra diversos grupos humanos, sino que los han hecho también, delante de mí, miembros de estos mismos grupos. A veces, la mejor defensa frente a este humor es aplicárselo a uno mismo y, como es sabido, los más terribles chistes de judíos los cuentan los propios judíos. Ni Spinoza ni Marx son una excepción.
Es siempre cómodo culpar al otro y hacer de él un monstruo de inmoralidad. Es útil para apartar la mirada propia y ajena de ese monstruo que hay en todos y cada uno de nosotros y que se aloja en nuestro inconsciente. Un monstruo que se llama en la terminología del psicoanálisis "pulsión de muerte". Es útil señalar a alguien como un malvado, porque nos permite esto desatender la pulsión de muerte que anida en todos nosotros y cuya gestión se llama civilización, ética y política. Decir que el otro es monstruoso es pedir tolerancia para tus propios crímenes. Franco se inventó una conspiración comunista contra España para justificar su brutal guerra colonial interna en la que sus compatriotas de las clases populares fueron tratados como "Moros del Norte", esto es exterminados como las cábilas del Rif. Hitler también justificó su dictadura y su expansión colonial en Europa del Este así como el exterminio de los judíos de Europa como una defensa frente a una supuesta "conspiración judía." Hoy, la misma gentuza criminal que banaliza las cunetas del pasado o los suicidios por desahucio de hoy, se atreve a enjuiciar a Guillermo Zapata para desviar la mirada del monstruo que hay en ellos y del que nunca, a diferencia de Guillermo -que ha hecho otras muchas cosas en la vida, cosas decentes, civilizadas y hermosas que contradicen el anecdótico fascismo de esos chistes tontos- estos señores y señoras hoy tan críticos y moralmente exigentes se han ocupado, pues ellos siempre se han refugiado en la "buena conciencia" que, como recuerda Hannah Arendt es caracterísica de los canallas. Como sabía Sócrates, solo un canalla tiene la conciencia tranquila, pues a los demás, los que nos sabemos divididos, nos espera incluso cuando estemos solos una vocecita interior, esa reflexión de uno sobre uno mismo que sigue espoleándonos para que la buena conciencia no haga de nosotros auténticos criminales. Eichmann fue todo un ejemplo de buena conciencia, Sócrates siempre se hizo preguntas sobre sus actos y su vida...

2.

Si alguien piensa que hay que pedirle a Guillermo Zapata su dimisión por haber citado unos cuantos chistes malos, crueles y racistas en tuiter en el marco de una discusión sobre los límites del humor; no entiende el sentido de la campaña de la derecha contra Guillermo. Esta gente, la que jamás ha condenado el franquismo ni su alianza con Hitler, está indignada, legítimamente indignada, pero no por un chiste racista (enunciado o citado), sino porque los hemos echado de instituciones clave. A Guillermo le han hecho la misma trampa que a Pablo Iglesias cuando hicieron un montaje -goebbelsiano- de unas declaraciones suyas en la Uni de verano de IA en las que, para descalificar a la Hizquierda Berdadera insurreccionalista citaba los términos que esta suele usar.
Si para apaciguar a la derecha o complacer el purismo biemprensante de cierta izquierda se hace dimitir a Guillermo, no tardarán en exigir más carnaza y no tardarán tampoco en encontrar cualquier motivo peregrino de este tipo. La paz, decía Montesquieu, nunca se compra, pues quien te la ha vendido se cobrará, y te la volverá a vender cuantas veces quiera.

3.
Si alguien cree que la operación de desprestigio contra Guillermo Zapata es nueva, se equivoca. La prensa de ultraderecha ya hizo lo mismo con unas declaraciones de Pablo Iglesias en las que unas palabras que él criticaba se las atribuyeron como propias montando imagen y sonido. Algo muy parecido ha ocurrido con Guillermo Zapata, quien citaba chistes de pésimo gusto dentro de una conversación sobre los límites del humor. Ni Guillermo Zapata es antisemita ni lo ha sido nunca, ni Pablo Iglesias es un defensor de la violencia.
Si a cada manipulación propagandística tiene que dimitir alguien, no vale la pena presentarse a las elecciones.

4.

Aquí no se trata de apoyar a un amigo personal o político por encima de los propios criterios de decencia, sino de conservar el mínimo necesario de rigor lógico y ético. Si un político del PP citara un chiste sobre los muertos de las cunetas y lo pusiera entre comillas diciendo que está más allá del límite del humor aceptable, lo único que tendría que decir es que tiene razón. Lo que pasa es que en ciertos sectores de la derecha española no se conocen ni las comillas ni aquello que se llama "decencia común".

jueves, 28 de mayo de 2015

Algunas breves reflexiones sobre el Estado

Sobre su existencia supuesta
El Estado, sencillamente no existe: son nuestras relaciones de cooperación, que se nos presentan como un poder separado en el capitalismo. En otras sociedades, esas relaciones de cooperación, no necesariamente igualitarias porque podían incluir relaciones de dominación eran visibles, como lo era también el dominio de un grupo social sobre otro. El capitalismo es el único régimen que separa dominación y explotación, pues todas las demás sociedades de clase exhibían el vínculo entre ambas como legitimación de la explotación. Solo el capitalismo lo oculta, presentándose, no como una sociedad de clases, una sociedad basada en la desigualdad humana, sino como una sociedad donde los hombres son iguales y tienen derechos iguales en el mercado. El derecho sanciona la igualdad y la libertad de todos los hombres en el capitalismo y así oculta la explotación bajo el contrato laboral y la dominación bajo en contrato social que legitima la dominación política de una instancia separada: el Estado. Lo que nos hace obedecer a esto es, como en toda sociedad basada en la dominación, el temor y la esperanza que sentimos hacia quienes detentan el mando, temor y esperanza que nos hace verlos a ellos como posesores de una cualidad especial, la autoridad o el carisma, y a su sistema de gobierno como algo que va más allá del interés particular. En el capitalismo, como en cualquier otra sociedad de clase, los de abajo, la mayoría, obedecemos, pero lo hacemos normalmente por nuestra propia convicción, haciendo nuestros los motivos de la obediencia y de la sumisión a un régimen de explotación. Si nuestra dignidad estriba en nuestra capacidad propia de actuar y producir efectos en la realidad, nada hay más opuesto a ella que este tipo de obediencia que nos hace súbditos haciendo que nos veamos como sujetos libres. De ahí que el Estado sea nuestra propia indignidad y nada más. El discurso sobre el Estado es "nuestro delirio de indignidad", pues evita, como todo delirio, la realidad, en este caso, la realidad material de las relaciones de cooperación. Tengo una gran simpatía por el anarquismo, pero su límite es teórico. Los anarquistas creen en el Estado, en que el Estado existe y es realidad sustancial que hay que destruir. En eso coinciden con la ideología burguesa que lo presenta como una persona (la personalidad moral de la sociedad) o con los "marxistas" que piensan que es posible tomar el poder o tomar el Estado como si fuera una cosa. El Estado no puede tomarse porque no existe. La única salida del Estado no es su destrucción sino la constitución de una sociedad libre que lo extinga como ilusión.
Sobre el bakuninismo
El problema del texto de Bakunin es que supone como condición de la revolución lo que sería el resultado último de la propia revolución: una sociedad de hombres libres, honrados e inteligentes. Desgraciadamente, la gente acostumbrada a la servidumbre por el hábito de siglos de explotación y de dominación política tiene que liberarse de estas para llegar al estado de racionalidad y libertad del que habla Bakunin. Todo el proceso intermedio, una auténtica travesía de los fantasmas generados por la dominación y la explotación ni siquiera se piensa. Para acabar con el Estado, esa ilusión que entre todos producimos, hay que liquidar las condiciones materiales que lo generan como ilusión: no combatir un molino de viento tomándolo por un gigante, sino rectificar nuestra mirada para ver que no hay gigante alguno. Eso que parece tan simple es un proceso largo y difícil que requiere cambios en las correlaciones sociales de fuerzas que hagan posible llegar a un máximo de ilustración popular. No hay cotocircuitos para ello: es necesario neutralizar los aparatos de Estado que reproducen la relación capital y la sumisión política. Para ello, es indispensable pasar por un Estado-no Estado cuyo objetivo sea la liquidación de la dominación y la explotación. Es esa democracia desbordante que acaba con el Estado y que Marx llama dictadura del proletariado (no confundir con las dictaduras políticas y las reconstrucciones totalitarias del Estado burgués en el contexto del capitalismo de Estado que se llaman "socialismo").
Sobre el decisionismo como teología política
La idea de la política como decisión tiene una genealogía perfectamente definida y opuesta a cualquier concepción democrática. El decisionismo es, como se sabe, de raigambre absolutista en su inicio. Baste leer a Hobbes con su "auctoritas, non veritas", o el importante Du Pape de De Maistre o joyas de la literatura política reaccionaria como el ensayo deCarl Schmitt sobre el catolicismo, antes incluso que su más conocido Concepto de lo político. Si no se quiere ir más allá de los Pirineos, también tenemos a potentes pensadores decisionistas en España como Donoso Cortés o, más recientemente, el poco apreciado por los progres Manuel Fraga. El decisionismo es un pensamiento potente de quien pretende afirmar la soberanía contra la multitud e incluso negarla. El ideal del soberano es que antes de él no hubiese nada. El problema es que esto no encaja lo más mínimo en una tradición de pensamiento democrático, que siempre tiene que reconocer la irreductibilidad de la multitud, incluso bajo las formas de la representación.
Es un grave error teórico y político confundir la tradición del antagonismo, la que ve la política como división y escisión, con la tradición decisionista que pretende muy precisamente suturar o enterrar la escisión y ocultar lo múltiple. Nada, por lo demás, tiene que ver la eficacia con el decisionismo, pues la eficacia es resultado de la articulación de potencias y no de la acción supuestamente decidida y decisiva de una supuesta potencia absoluta...
En política, hay que saber decidir en la coyuntura, pero la coyuntura la determina la multitud, no los que deciden. Pensar que la decisión se toma en el vacío y que es como la enunciación de una palabra mágica que crea la realidad es el modelo mismo de las teologías políticas del absolutismo. La decisión que crea de la nada y que considera la multitud una cantidad y una realidad despreciable (una cuasi nada) no es la decisión en la coyuntura, la de Maquiavelo, la de Spinoza, la de Lenin, la de Althusser, pues en el vacío inicial que niega lo múltiple y se sitúa fuera del mundo no hay coyuntura.
Toda coyuntura exige, en efecto, la conjunción de elementos múltiples...Una coyuntura la determina siempre un encuentro de distintas realidades, un encuentro aleatorio, pues las distintas realidades no son aspectos de un todo sino elementos independientes, con su temporalidad propia cada uno. Por ejemplo, la revolución rusa fue un fenómeno altamente improbable debido al encuentro de varios factores como el desgaste de la tropa en el frente, el descontento obrero en la retaguardia, las escisiones en el bloque de poder zarista, etc: Hoy en España nos encontramos con la confluencia de una crisis de régimen a nivel político, una crisis económica crónica convertida en modo de gobierno, un retorno de la cuestión nacional tanto en Cataluña como en la propia España, etc. La conjunción de estos factores generales y de otros elementos secundarios determina una coyuntura. Hay grandes pensadores de la coyuntura y todos se integran en la tradición materialista, que es una filosofía de la relación y del encuentro: de la co-yuntura, de los átomos, de los hombres, de la fortuna y la virtud...Maquiavelo es el gran clásico moderno y Gramsci, ese refinado teórico de la complejidad es uno de sus discípulos más aventajados. Para salir de las mistificaciones absolutistas del decisionismo, hay que pensar en términos de complejidad y de coyuntura, pues en la coyuntura, la decisión se ve a sí misma como determinada y quien decide nunca se ve como un Dios creador.


domingo, 1 de marzo de 2015

Una breve exhortación europeista y "glocalista" con ocasión de un acto de Podemos Don Benito




Esta carta fue leída durante el acto del sábado  de febrero por el compañero Javier Acedo del círculo Podemos de Orellana de la Vieja:

"Queridos compañeros y compañeras. Os escribo desde Bruselas, donde hoy mismo sigue la batalla por la dignidad del pueblo griego y la libertad y dignidad de todos los pueblos de Europa. Hoy, el compañero Yanis Varoufakis volverá a enfrentarse a la Bestia, a la que algunos ponen cara de cancillera alemana, o de ministro federal de finanzas del mismo país, pero que, según fuentes de prensa cercanas a las instituciones europeas, tiene barba, boca de sentina y cara de lelo. Fue, en efecto Mariano Rajoy -lo habréis reconocido enseguida- quien, más aún que los propios alemanes, se opuso al compromiso propuesto por la Comisión Europea, que Varoufakis estaba dispuesto a firmar: la aceptación formal de la parte financiera del rescate, sin las condiciones que implicaban el mantenimiento de medidas de austeridad perjudiciales para la población. Era un compromiso sensato, pero Rajoy, temiendo que este arrebato de sentido común entre los socios europeos reforzase la posición de Podemos, lo rechazó de llano. La casta europea tiene miedo: los más prudentes lo manifiestan cediendo a algunas exigencias populares, pero los más tontos y extremistas como nuestro presidente de plasma prefieren enrocarse en fórmulas derrotadas y superadas.

Es preciso que hoy este mensaje llegue a todos, en todos los puntos de la geografía europea. Lo que está pasando hoy en Bruselas, lo que hoy pasa en Atenas, guarda directamente relación con la vida y los problemas de todos los ciudadanos de Europa. La casta lo sabe, Rajoy lo sabe. El gobierno popular griego lo entiende perfectamente. De hecho, antes de ser primer ministro, Alexis Tsipras comprendió muy rápidamente que tenía que apoyar simbólicamente la Renta Básica en Extremadura. Bastaron dos breves explicaciones sobre la situación de vuestra Extremadura -tan parecida a la de Grecia- y la necesidad de una renta básica para que se hiciera con la compañera Lola Sánchez y conmigo la foto que seguramente conocéis y que ha ido circulando por las redes. Decía Pablo Echenique con gran acierto que las últimas elecciones griegas eran la primera ronda de las españolas. Puede decirse también que el gobierno griego es el primer gobierno que hemos conquistado los pueblos europeos. Un gobierno que desde el primer día ha tomado medidas indispensables y sigue adoptando otras muchas, las mismas medidas que queremos ver aplicadas en nuestro país: electricidad gratis para las 300.000 personas que estaban privadas de ella, defensa incondicional de la primera vivienda contra los desahucios, anulación de los despidos ilegales en la administración, nacionalidad griega para los hijos de inmigrantes, cierre de los CIEs.

Hay quien dice que esto es poco, pero Syriza está cumpliendo puntualmente su programa, lo cual es algo insólito en nuestra Europa actual. Solo cederá en la negociación con los socios europeos en aspectos que le permitan seguir aplicando el programa urgente de salvación ciudadana. El corazón de la gente decente de Europa late con el de nuestros hermanos y hermanas de Grecia y existe hoy un hilo de afectos que conecta secretamente Don Benito con Atenas, con Bruselas y con el pueblito del compañero Manolis Glezos en su isla de Naxos. Decían los dirigentes de la casta europea que no puede haber una federación democrática en Europa, porque no existe un pueblo europeo. Lamento decepcionar a estos importantes señores, pero hoy está naciendo ese pueblo y pronto, como tal, estará exigiendo con una sola voz sus derechos. Estarùa exigiendo que la casta se vaya, que la luz disuelva a los vampiros.

Aprovecho también esta intervención a distancia para saludar a un querido amigo que visita hoy Don Benito, al compañero Miguel Urbán con el que comparto tantas cosas importantes, las fundamentales, en relación con Podemos, con la política en general, pero también con esa ética de la decencia común y de la amistad política que él siempre ha mantenido apesar de todas las dificultades y sinsabores. Miguel es una persona indispensable para Podemos y para la renovación de la política en nuestro país. Le mando desde la lluviosa Bruselas un fuerte abrazo. Otro fuerte abrazo para mi querido amigo y admirado compañero Jónatham Moriche, quien después de algunas discrepancias iniciales, y con las reservas de toda persona libre e inteligente, se embarcó en el proyecto de Podemos con todo el inmenso empeño del que es capaz. Con toda su honradez y hasta su tozudez. Un abrazo, para finalizar, a todos los compañeros y compañeras de Don Benito con los que me trato a menudo por medios electrónicos y que me gustaría poder conocer muy pronto personalmente. Syriza, Podemos, Venceremos! Hasta siempre!"



jueves, 26 de febrero de 2015

¿Quién salva al capitalismo de sí mismo?

(Breves reflexiones sobre una política de la inmanencia)
"Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas: -y mi honda es la de David."
José Martí, Carta a Manuel Mercado, 18 de mayo de 1895

1. El problema es el siguiente ¿Cómo actuar dentro del Estado, bajo la forma Estado y dentro de sus distintos aparatos, sin convertirse en aparato de Estado? ¿Cómo conservar, más allá del indispensable actuar en la esfera de la representación, un exterior de la representación? Es innegable la necesidad de actuar dentro del Estado y de atravesarlo, pues hoy no existe ningún exterior del Estado y del capital que no estén dentro de ellos. Hoy, el trabajo vivo se reproduce bajo la relación capital y la propia relación capital es inseparable de sus formas políticas.

2. Se ha acabado el periodo histórico en que el capitalismo podía aún crear la ilusión -nunca fue otra cosa- de que existía una esfera de la economía y una esfera de la política. Con la ilusión de las dos esferas se conseguía separar dominación política y explotación. Como la separación entre ambas esferas se operaba mediante el tejido conjuntivo del derecho, dominación y explotación quedaban invisibilizadas mediante dos contratos: el contrato social supuestamente fundador del Estado y el contrato laboral. Hoy, esta separación se ve fuertemente cuestionada, no por el fracaso, sino por el éxito de la relación capital. Hoy, la esfera de la reproducción de la fuerza de trabajo, la de la vida, ha quedado invadida por la del trabajo bajo la relación capital. Estamos ante lo que Marx denominó "subsunción real" del trabajo vivo bajo el capital.

3. El capital se ha hecho mundo e incluye en sí lo que fuera su exterior. La propia posibilidad de una esfera política diferenciada es cada vez más absurda, pues las ficciones jurídicas del individuo libre e igual no se mantienen en un ámbito donde la dominación del capital sobre los productores se presenta abiertamente como mandato del poder financiero, ejercido directamente y sancionado por los aparatos de Estado. Estamos dentro del Capital y somos modificaciones de la sustancia de este monstruo (Marx lo vio como un monstruo, según el modelo del Leviatán de Hobbes y casi como una perversión de la sustancia de Spinoza).

4. Estamos también dentro del Estado, que no es hoy sino otro nombre del mismo monstruo. Capital y Leviatán se han fusionado y son indistinguibles. De ahí la necesidad de salvaguardar del hundimiento al monstruo en el que vivimos y del que somos parte. Giannis Varoufakis, un marxista muy próximo al verdadero pensamiento de Marx y al que, como a Marx, se ha entendido mal, lo expresó correctamente: "hay que salvar al capitalismo de sí mismo". Sin embargo, la única fuerza que puede "salvarlo" es la del trabajo vivo, el exterior-interno del monstruo. Salvar el Capital de sí mismo significa tomar el control político de la reproducción del Capital. Significa darse los medios, desde dentro (no existe un afuera) de cambiar el ADN del monstruo al tiempo que preservamos las condiciones de reproducción de la vida en su interior y evitamos el hundimiento político del régimen capitalista, del capitalismo "democrático", que aún preserva las formas jurídicas de la separación entre dominación y explotación, en el fascismo que abole esta distinción.

5. Salvar al capitalismo de sí mismo significa que sólo el comunismo -que hoy representa ya una aspecto determinante de la cooperación productiva en una economía donde el mercado se hace red- salva al capitalismo. Es un bien extraño "salvamento". Hoy, la "socialdemocracia" que salva al capital es la que liquida su mando político propio y lo reorganiza en función de la cooperación en red.

miércoles, 18 de febrero de 2015

What Manolis Glezos told us

What Manolis Glezos told us
(I Thank once again Richard McAleavey for the translation of this short account of a moving encounter. And Kristien Pottie for Manolis Gllezos' photos.

First published in English in Richard McAlevey's excellent blog, Cunning Hired Knaves. )

Glezos
It’s an honour to be up close to a monumental figure in Europe’s history. I had such an honour recently, during a talk on debt and the policies of Syriza and Podemos on this and other questions related to the restoring of democracy, when I sat on a panel with Manolis Glezos and Eric Toussaint. Manolis Glezos is now 94 years old and the oldest member of the European Parliament. He is also one of the most active, and among those who take their role the most seriously. Manolis is a deputy for Syriza in the European Parliament. He was never a docile activist and always argued against the steps taken by the Syriza leadership that he did not agree with, based on the enormous common sense he draws from his experience of rural life, of activist life, but also from his solid training as a scientist in mineralogy. This man knows what a people is -he was mayor of his village on the island of Naxos- and he also knows what a mineral is: he showed us samples of marble and emery from his island. He also showed us, in a fabulous parable, the strength that lies in diversity, taking as his example emery, a dark rock, composed of 30 minerals, which might therefore seem fragile, but which is tougher and more resistant than diamond. He hurled it against the ground at force, and the diverse compound showed not the slightest scratch.
Esmeril
Manolis is famous in Greece for a feat he performed: in the midst of the Nazi occupation, when the German forces were struggling to maintain control in the face of a constant civil and military resistance from the Greek people, he climbed up the Acropolis and tore down the flag of the swastika, replacing it with the Greek flag. After this feat, all that remained for him was to join the guerrilla army of ELAS (Greek People’s Liberation Army, in Greek. This people’s army would go on to liberate Greece and defeat Hitler’s war machine, in an era full of examples of dignity. Among them, the solidarity networks set up in the face of the economic catastrophe created by the Nazis and Greek collaborators. Everyone remembers the more than 100,000 deaths from hunger in 1941, when Nazi Germany extracted a tax from Greece under the paradoxical form of an “occupation loan” under which the Greek people had to fund their own submission and exploitation. Resistance proved widespread and had epic tones, such as those demonstrations in Athens that defied the Nazi army and though they ended with dozens dead this did not prevent them from repeating, or such as the material solidarity in the distribution of the scarce food that was available. Or the popular self-organisation (people power, λαοκρατία) that ruled the large areas liberated under the co-ordination of the Mountain Government).
GlezosAcropolis
Manolis is a synthesis of all of this, and though he comes from a political tradition that is authoritarian and Stalinist in origin, he is a huge defender of direct democracy and of pluralism. When he was elected mayor of his village, he said to his fellow villagers who came to congratulate him and express their trust, that “I’m not the one in charge now, it is now up to you to decide”. People withdrew from him shyly, since they were not accustomed to such things: following the war and the long past experience of self-organisation during the resistance, nothing remotely similar had occurred again. There was a need to go back to learning to take direct citizen responsibility. This is what happened during one of the first minor conflicts relating to the village cemetery. According to reports from the council technicians, the cemetery, which was very close to the centre, was also too close to the sources of water used by the village and could contaminate them, and hence they recommended moving it to somewhere a bit further off. Manolis put this to the neighbours’ assembly, but one of the women present said: “if you move the village cemetery away, I will no longer be able to see my husband every morning from my window”. Other neighbours agreed with the widow and it was agreed that the cemetery would not be moved from where it was. This meant having to seek out other sources of water, but the principle of popular decision against the opinion of the mayor and the technicians had prevailed. From then on, despite the initial reluctance, it was a normal practice. Looking me in the eye and gently grabbing me by the lapel of my jacket, Manolis said to me firmly: “You call yourselves Podemos [We Can], but you have to ask yourselves: what is it you can do? Without the people and their direct participation you can do nothing.” Manolis singled out an important task for us.
Glezos2
Following his intervention, Manolis told an anecdote that is a veritable parable for the current situation in Greece. On one occasion, during the semi-dictatorial period that followed the Greek Civil War, he was taken prisoner by the gendarmes. He escaped for a first time from the dungeon and they arrested him again. This time, to teach him and the other communist prisoners a lesson, they let it be known that in the cell where Manolis was held there would be a guard pointing a gun at him night and day and that he would be on his knees with his hands cuffed behind his back. And this is what they did. As the first guard aimed at Manolis, Manolis said to him calmly: “You have a gun and I am unarmed. You are pointing it at me and I’m here with my hands cuffed. I suppose you think you are free and I am the prisoner, but you’re wrong.” The guard showed his surprise with this declaration and Manolis explained: “You are here because you receive orders from your superiors, but I receive orders from no-one. I am free and you are under subjection.” This gave rise to a long conversation between the two. When the shift of the next guard began, the first one said to him to wait for a moment as he wanted to finish the conversation. Finally the second guard arrives, somewhat surprised, and points the pistol at our man. Manolis begins a disquisition on the handcuffs placed on him. He explains in detail what metals they are made of, how the metals have been melted and the different pieces of which they are made up. Meanwhile, he fiddles with the cuffs until he manages to take them off. He tells the guard that he is tired and that he cannot sleep with the cuffs on: he hands them over to him and says: “I’m tired and I’m going to sleep, if you want to shoot, shoot…” The second guard did not shoot and after a while, they end up setting Manolis free. Many years later, Manolis was in Athens walking down the street and he saw a person approaching him, greeting him from afar. The unknown person said: “perhaps you’ve forgotten about me, but I know who you are: you are the man who one day told me that I was a slave when I thought I was free, and thanks to whom I am a free man.” The former prisoner and the former jailer gave each other a strong embrace.
The ancients said of Greece under Roman rule that “Graecia capta ferum captorem cepit” (Captive Greece defeated its fierce conqueror). Glezos’s anecdote operates in the same way: the dignity, wisdom and calm of decent and lucid people such as Manolis Glezos, such as Alexis Tsipras or Yanis Varoufakis, whom the world looks upon as prisoners, in the hands of their fierce and illegitimate creditors, is showing once again in the current negotiations with European partners and EU institutions just who is the free person and who is the slave.

Lo que nos dijo Manolis Glezos


(Gracias a Kristien Pottie por las fotos de Manolis Glezos y a Richard MacAlevey por la traducción al inglés de este texto. English version here.)

Es un honor poder tener cerca a un monumento de la historia de Europa. Ese honor me fue concedido recientemente con ocasión de una charla sobre la deuda y las políticas de Syriza y Podemos en esta y otras cuestiones relacionadas con la recuperación de la democracia. Compartí, en efecto, mesa y charla con Manolis Glezos y con Eric Toussaint. Manolis Glezos tiene hoy 94 años y es el diputado con más edad del Parlamento Europeo. También es uno de los más activos, de los que más en serio se toman su cometido. Manolis es diputado de Syriza en el Parlamento Europeo. Nunca fue un militante dócil y siempre discutió las medidas de la dirección de Syriza que no le parecían bien, desde su gigantesco sentido común que bebe de la experiencia del mundo rural, de la vida militante, pero también de una sólida formación científica en mineralogía. Este hombre sabe lo que es un pueblo -fue alcalde del suyo en la isla de Naxos- y sabe también lo que es un mineral: nos enseñó muestras de mármol y de esmeril de su isla. Nos mostró también, en una fabulosa parábola la fuerza de la diversidad que tomaba como ejemplo el esmeril, una piedra oscura, compuesta de 30 minerales, que parecería por ello mismo frágil, pero que es más dura y resistente que el diamante. La arrojó con fuerza al suelo y esa mezcla tan diversa no sufrió el más mínimo rasguño.



Manolis es célebre en Grecia por una hazaña: en plena ocupación nazi, cuando los alemanes ocupaban dificultosamente su país, oponiéndose a una constante resistencia cívica y militar del pueblo griego, subió a la Acrópolis y quitó de su cima la bandera de la cruz gamada sustituyéndola por la griega. Una hazaña tras la cual solo quedaba integrarse en la guerrilla del ELAS (Ejército Popular de Liberación Nacional (ELAS, en griego Ελληνικός Λαϊκός Απελευθερωτικός Στρατός). Este ejército popular liberaría Grecia por sus propios medios derrotando la máquina de guerra de Hitler. Son muchos los ejemplos de dignidad de esa época. Entre otros muchos, las redes de solidaridad frente a la catástrofe económica creada por nazis y colaboracionistas griegos. Todo el mundo recuerda los más de 100.000 muertos por hambre del año 1941, cuando la Alemania nazi cobró a Grecia un impuesto forzoso bajo la forma paradójica de un "préstamo de ocupación" por el cual el pueblo griego debía financiar su propia sumisión y explotación. La resistencia fue generalizada y tuvo tonos épicos, como esas manifestaciones en Atenas que desafiaban al ejército nazi y que se saldaban con decenas de muertos, pero que no dejaban de repetirse por ello, como la solidaridad material para repartir la escasa comida disponible. Como la autoorganización popular (poder popular, λαοκρατία) que gobernaba las amplias zonas liberadas bajo la coordinación del Gobierno de la Montaña).



Manolis es una síntesis de todo esto y, a pesar de venir de una tradición política en su origen autoritaria y stalinista, es un gran defensor de la democracia directa y del pluralismo. En su pueblo, cuando lo eligieron, alcalde les dijo a sus paisanos que le felicitaban y le expresaban su confianza: "ahora no mando yo, ahora os toca a vosotros decidir." La gente se retraía intimidada, no tenía costumbre de estas cosas: desde la guerra y aquella lejana experiencia de autoorganización en la resistencia, no había vuelto a haber nada parecido. Había que volver a aprender a asumir una responsabilidad ciudadana de manera directa. Es lo que ocurrió con ocasión de un primer pequeño conflicto relacionado con el cementerio del pueblo. Según informes de los técnicos del ayuntamiento, el cementerio, que se encontraba muy cerca del centro, estaba también demasiado cerca de las fuentes de agua que alimentaban al pueblo y podía contaminarlas, por lo cual recomendaban que se trasladase a un punto más alejado. Manolis se lo planteó así a la asamblea de los vecinos, pero en ella, una mujer le dijo: "si alejáis el cementerio del pueblo, ya no podré ver a mi marido todas las mañanas desde mi ventana". Otros vecinos estuvieron de acuerdo con la viuda y se acordó que no se moviera el cementerio de donde estaba. Esto obligó a buscar otras fuentes de agua, pero el principio de la decisión popular, frente a la opinión del alcalde y de los técnicos, había prevalecido. Desde entonces, a pesar de la timidez inicial, fue una práctica normal. Mirándome a la cara y cogiéndome suavemente de la solapa de mi chaqueta, me dijo Manolis con firmeza: "Os llamáis Podemos, pero tenéis que preguntaros ¿Qué podéis?. Sin el pueblo y su participación directa no se puede nada." Manolis nos señaló una tarea importante.



Al final de su intervención, Manolis contó una anécdota que es una auténtica parábola de la situación actual de Grecia. En una ocasión, durante el periodo semidictatorial que siguió a la guerra civil griega, lo llevaron preso los gendarmes. Se escapó una primera vez del calabozo y volvieron a detenerlo. Esta vez, para darle un escarmiento a él y a los demás presos comunistas, hicieron saber a todos que en la celda donde estaba encerrado Manolis habría un guardia apuntándole con un arma noche y día y él estaría de rodillas con las manos esposadas a la espalda. Así hicieron. Mientras un primer guardia apuntaba a Manolis, este le dirigió la palabra con calma: "Tú -le dijo- tienes un arma y yo estoy desarmado. Tú me estás apuntando y yo estoy aquí con las manos esposadas. Supongo que crees que tú eres libre y que yo soy prisionero, pero te equivocas." El guardia manifestó sorpresa ante esa declaración y Manolis le aclaró: "Tú está aquí porque recibes órdenes de tus superiores, pero yo no recibo órdenes de nadie. Yo soy libre y tú está sometido." Esto dio lugar a una larga conversación entre los dos. Cuando llegó el turno del guardia siguiente, el primero le dijo que esperase un momento, porque tenía que terminar la conversación. Llega por fin, algo sorprendido, el segundo guardia y apunta a nuestro hombre con la pistola. Manolis empieza una explicación sobre las esposas que tiene puestas. Le explica en detalle de qué metales están hechas, cómo se han fundido estos y qué piezas componen las esposas. Mientras tanto, las va manipulando hasta que consigue quitárselas. Le dice al guardia que tiene sueño y que no puede dormir con las esposas puestas: se las entrega y le dice: "yo tengo sueño y me voy a dormir, si quieres disparar, dispara...". El segundo guardia no disparó y depués de un tiempo, terminaron liberando a Manolis. Al cabo de muchos años, Manolis estaba en Atenas caminando por la calle y vio venir hacia él a una persona que lo saludaba de lejos. El desconocido le dijo: "Igual te has olvidado de mí, pero yo sé quién eres tú: tú eres el hombre que un día me dijo que yo era esclavo cuando me creía libre y gracias al cual soy hoy un hombre libre." El antiguo preso y el antiguo carcelero se dieron un fuerte abrazo.


Los antiguos decían de la Grecia dominada por los romanos: "Graecia capta ferum captorem cepit" (la Grecia cautiva venció a su fiero conquistador.)  La anécdota de Glezos va exactamente en este sentido: la dignidad, la sabiduría y la calma de gente digna y lúcida como Manolis Glezos, como Alexis Tsipras o Yanis Varoufakis, que todo el mundo considera presos, en manos de sus fieros e ilegítimos acreedores, está volviendo a demostrar en las actuales negociaciones con los socios europeos y las instituciones de la UE quién es la persona libre y quién el esclavo.

martes, 17 de febrero de 2015

Paradojas del populismo


Paradojas del populismo

Uno de los problemas del discurso populista es que, desde su interior, no es posible situar socialmente a ningún movimiento que use este lenguaje. Podría decirse con Wittgenstein que "los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo". La lógica del significante y del pueblo recurre explícitamente a una universalidad abstracta de la que esta no puede salir para particularizarse como posición en el orden social. Para el populismo, en términos de Mao Zedong: "dos se concilian en Uno". Fuera del Uno no hay un verdadero Otro, sino un residuo, un "casi nada", un 1% o una casta, cuando no se trata de realidades por definición invisibles como la conspiración financiera o la "sinarquía" cara al general Perón y al mariscal Pétain.

Hay que abandonar el terreno del discurso y del significante vacío para poder situar políticamente, frente a otras fuerzas, a cada movimiento populista, para poder pensar cómo "uno se divide en dos" en el caso de un pueblo o de una sociedad. De ahí los tremendos vaivenes internos de cada uno de estos movimientos, su profunda inestabilidad y su vacío teórico fundamental que los hace derivar hacia la propaganda o la retórica. Propaganda y retórica no son males en sí mismas: son necesidades de toda política hegemónica, pero en el discurso populista, huérfano de teoría social pues se asienta en la tesis de una absoluta autonomía de lo político, suplen el momento de la teoría, que queda reducida, en el mejor de los casos, a un discurso esotérico de sociología política. Hay así dos populismos: uno de ellos, que podemos llamar "metódico", es una característica general de la política, de toda política, consistente en la necesidad de que -en términos de Gramsci- "todo interés particular se defienda en nombre de lo universal"; el otro es el populismo "sustancial", no meramente metódico, que toma realmente como base de sus planteamientos la representación de las múltiples demandas de la sociedad mediante un significante vacío sin exterior.

Sobre este discurso resulta imposible concebir y aún más desarrollar un partido orgánico que corresponda a la articulación en un marco antagónico de los diversos sectores sociales que constituyen un bloque histórico, esto es la expresión histórica efectiva de la lucha de clases. Para ello, ha de ser posible pensar la pluralidad, pero ello es imposible, pues la entrada en régimen populista significa la asunción de una universalidad abstracta, sin posible vuelta atrás: solo existen el Pueblo, la Gente, el Sobernao, la Patria...y no sus divisiones, sus rupturas internas, sus costuras y articulaciones. Existe la sustancia sin relación efectiva ni externa ni interna. El populismo "sustancial" piensa el poder como sustancia trascendente a la pluralidad social, como un soberano trascendente que representa y abole la multitud, a la manera de Hobbes. Mucho de lo que sostiene Laclau es, de hecho, una versión postmoderna del más rancio hobbesianismo. Desde el "significante vacío" es desde donde puede afirmarse coherentemente con Hobbes que el pueblo "es" el soberano que lo representa y actúa en su nombre. En los términos algo brutales de Hobbes: "The King is the people", el rey es el pueblo, y, por consiguiente, fuera de la representación monárquica (o de cualquier otra configuración del soberano) el pueblo no es, ni actúa.

Si Gramsci se apoya en Maquiavelo, Laclau se apropia a Gramsci a través de esta lógica hobbesiana de la representación que pretende abolir ese espacio de lo múltiple y del encuentro, ese horizonte de la guerra, que Maquiavelo designa con el nombre de Fortuna. Solo queda, tras la ilusión de haber domeñado la Fortuna, una soberanía que se afirma como imperio de la virtù del Príncipe en una desafortunada caricatura monista y trascendente del planteamiento profundamente pluralista y lucreciano de Maquiavelo. Una vez expulsado lo plural del pueblo representado, no cabe dentro de él articulación real de fuerzas, ni fuera de él antagonismo que no sea abstracto. Gramsci y Maquiavelo, con su profundo sentido de la complejidad y la coyuntura, permitirían inmunizar al discurso populista contra su tentación sustancialista, convirtiéndolo en simple método, en lenguaje general de la política. El materialismo político cumple la función que cumplían en la Odisea los marineros de Ulises, quienes para evitar que su capitán sucumbiera a los cantos de las sirenas, lo ataron al mástil de su barco. En una política democrática sensata, lo plural debe retener a lo Uno, impedir que caiga en el universal vacío donde todas las mutaciones teratológicas son posibles.

Personalmente, hace muchos años pude asistir a la transformación de Falange Auténtica en un partido de izquierda inspirado por el peronismo montonero. También ha habido izquierdas patrióticas como UCE que derivaron por vía populista del carrillismo a cierto cuasi-fascismo. De momento, el anclaje de Podemos en los movimientos sociales y la memoria genética del 15M cualifican suficientemente su populismo desde fuera para que este pueda situarse en un marco antagónico del lado de la democracia radical, pero estos factores son necesariamente exteriores al discurso y no pueden, como se ve, incluirse en él. Por el contrario, han de ser objeto de una permanente denegación a fin de preservar la universalidad abstracta que requiere el rigor del discurso populista. Conclusión teórica: o se es populista o se es coherente en la teoría. Conclusión práctica: es necesario mantener vivo un exterior del discurso populista que sea capaz de situarlo del lado de los movimientos sociales. Hay que atar a Ulises al mástil

lunes, 16 de febrero de 2015

¿Es tan idiota Schäuble?



¿Es tan idiota Schäuble?

Akis Gavriilidis

El señor Wolfgang Schäuble declaró según parece en la radio alemana lo siguiente: "lo siento por el pueblo griego, pues su gobierno se comporta de manera irresponsable". 
La declaración es problemática desde el punto de vista del protocolo diplomático e incluso de la buena educación elemental. Aquí me centraré solo en otro punto de ella: la poco habitual apelación a una pasión (la pasión triste por excelencia, la compasión) cuando se trata de hablar de política. 
La declaración, sin duda, es retórica. El señor ministro no quiere seguramente darnos a conocer su delicada situación, sino reñir a los malos alumnos para que regrsen de inmediato al buen camino.
Precisamente esto nos muestra el grado de su impotencia y lo poco informado que está sobre esta fase de enfrentamiento y sobre la táctica del adversario que tiene enfrente. 
Esta incompresión se refleja también en la  supuesta exigencia del gobierno alemán de que aparten a Yanis Varoufakis de estas negociaciones porque «confusión en el Eurogrupo».
En realidad no acierto a explicarme exactamente cómo estas personas no pueden comprender que precisamente por eso está Varoufakis allí, pues esto es lo que busca: crear confusión.
En cualquier manual puede verse que un principio elemental de la estrategia es no dejar al adversario hacerse una imagen clara del lugar que ocupas, o mejor estar a la vez en varios puntos, de modo que no le dejes al adversario rodearte.  
Al dar a conocer su malestar y su confusión, la Sra: Merkel y el Sr. Schäuble no solo envían un mensaje tranquilizador a la parte griega en el sentido de que su esfuerzo está dando resultado, sino que incluso promueven y amplifican aún más este éxito al caer de lleno en la trampa sin sospecharlo y permitir al adversario utilizar sus propias fuerzas.  
Una posible explicación es que están tan cegados y arrastrados por sus prejuicios, que ni siquiera se pueden imaginar que otro pueda pensar y actuar de manera distinta de lo que ellos mismos consideran "responsable". 
Otra explicación es que no sean tan gilipollas, que comprendan que están siendo utilizados, pero tengan en este momento otras prioridades (por ejemplo en el frente interno alemán), de modo que no les molesta tanto que aumente el prestigio de Tsipras en Grecia y en el resto de Europa o que piensen también que, de momento, les va bien dejar que la desconstrucción siga avanzando un poco más para después apropiársela de manera más eficaz y ser ellos quienes rían los últimos. 
Cualquiera que sea la razón, sin embargo, el hecho es que hacen exactamente lo que se esperaba que hiciesen en el marco del guión de la parte griega. 

martes, 27 de enero de 2015

Syriza: el otro proyecto europeo

(Artículo publicado en Tinta Libre)









Altiero Spinelli, junto a otros comunistas y antifascistas italianos desterrados en Ventotene


La victoria de Syriza en las elecciones griegas del 25 de enero marca un antes y un después en la historia del país y en la de Europa. En la historia griega, es la primera victoria de un partido de la izquierda histórica, de la izquierda que alrededor del KKE (partido comunista) resistió al nazismo y lo derrotó, habiéndose convertido durante ese proceso de resistencia en un fuerte partido nacional con raíces en todo el país. 

La victoria del Frente de Liberación Nacional (EAM) y de su ejército guerrillero (ELAS) contra el ocupante hitleriano y los colaboracionistas griegos fue frustrada por una segunda ocupación inglesa con apoyo norteamericano destinada a impedir una victoria electoral de la izquierda. La nueva ocupación y la nueva colaboración de las clases dominantes griegas culminaron en una guerra civil ganada por estas. 

Durante más de sesenta años esa guerra civil, téoricamente acabada en 1949, prosiguió, como afirma nuestro amigo el escritor Akis Gavriilidis “por otros medios”: un Estado no democrático puntuado de violencia paraestatal y con un breve episodio de dictadura militar abierta representado por la Junta (sic: en español) de los coroneles. La reconstitución de un juego democrático representativo en Grecia tras la caída de la Junta coincide con la oleada de democratización del sur de Europa de mediados y finales de los 70. Sin embargo, esto no conduce a una recuperación de la democracia, sino a la subordinación de esta a losimperativos económicos, que se expresan cada vez más en clave neoliberal. 

Tras la dictadura llegó el cinismo del “It's the economy, stupid!”. Este cinismo, unido a la incorporación al nuevo poder democrático de unaélite “de izquierda” representada por el PASOK (Movimiento Socialista Panhelénico), condujo a una variante particularmente nepotista del régimen neoliberal en la que se configuró una auténtica casta bipartidista entre el partido de la derecha, Nea Dimokratia (Nueva democracia o nueva república) y la izquierda personalista y clientelista del PASOK. 

Durante el período de fuerte enriquecimiento del país debido a lainversión masiva en Grecia de capitales excedentes alemanes(finales de los 90 a 2008), esta élite política gestionó el reparto de la riqueza. La amenaza de unas clases populares y de un movimiento comunista potente parecía enteramente descartada: Grecia se había convertido en un país relativamente rico y desarrollado cuya población ya no emigraba y que, incluso, acogía inmigrantes. El partido comunista, por su parte, se había convertido en un Parque Jurásico del estalinismo, una curiosidad, no una fuerza real. Las clases dominantes consiguieron así, por medios no violentos, que la política siguiera no siendo un problema. 

Todo esto, evidentemente, tuvo su coste. La historia superficial se combina con la de una Grecia subterránea en el exilio interior o exterior,una Grecia vencida y humillada por la otra, pero que conserva la memoria del gran momento de dignidad que fue la victoria sobre el nazismo e incluso la de experiencias de autoorganización popular en la zonas liberadas que el Gobierno de la Montaña gestionó durante la guerra de liberación. 

Tanto en el campo como en la ciudad, el poder popular (laokratia) funcionó como un elemento básico de la resistencia, dándose la paradoja de que bajo el gobierno de un frente político dominado por un partido comunista estaliniano se diesen auténticas experiencias de autogestión. También se crearon, sobre todo en el medio urbano, redes horizontales de resistencia económica frente a la ocupación y al gobierno colaboracionista que ya en los años 40 empobreció el país hasta el límite extremo -en el invierno del 41 hubo decenas de miles de muertes por hambre- en nombre del pago de una “deuda de ocupación” (sic) a Alemania. Mientras la población -caso único en Europa- se manifestaba en las calles de Atenas y las grandes ciudades bajo las balas del ocupante, se producía un desafío más subterráneo al poder de este y de sus aliados griegos: la constitución de una red de solidaridad que daba de comera centenares de miles de personas. La política, en esos durísimos años 40 era también una lucha por la vida: en eso consistió su principal radicalidad.
Aprendiendo de Manolis Glezos, un protagonista de esta heroica y sabia resistencia. JB junto a él en una charla reciente en Bruselas.


Esa tradición de radicalidad del sentido común, de revuelta de la vida contra el poder que la destruye, ha llegado hasta hoy, por conductos subterráneos. Primero se manifestó en la explosión de indignación y la insurrección que sucedió al asesinato por la policía de un joven de 16 años en el invierno del 2008; posteriormente, al estallar la crisis e imponerse con particular brutalidad las políticas de austeridad; ese fuego subterráneo volvió a manifestarse en 2011, en paralelo a las demás insurrecciones mundiales, árabe, española, norteamericana, con la ocupación de la plaza Syntagma y las numerosas batallas campales entre los jóvenes y la policía por ese espacio central de la capital en el que durante semanas se respiró el olor de los gases lacrimógenos y la máscara de gas fue parte del uniforme del joven acampado. 

Sobrevivir, aguantar, mutar para aguantar el gas tóxico y los palos, regresar a pesar de todo, “como las cucarachas”, decía Nelly Kambouri, una participante en la acampada de Syntagma. No tardaron en formarse con la agravación de la crisis impuesta fuertes redes de ayuda mutua y solidaridad como Solidaridad para Todos, que hoy coordina más de 1000 centros en todo el país. Sin embargo, la ocupación de las plazas, las grandes manifestaciones, los intentos insurreccionales de ocupación del parlamento se acabaron. Para acabar con una situación material y éticamente insoportable, había que derribar el régimen, había que entrar en el parlamento y cambiar la mayoría existente. La insurrección que pretendió forzar las puertas del parlamento fue sustituida por las urnas. La indignación se hizo para una mayoría impulso democrático. Llegó así el momento de Syriza

La principal característica de Syriza, que la diferencia de otras fuerzas de izquierda radical nacidas de la descomposición del comunismo histórico, es su gran capacidad de adaptación a la realidad y de escucha de los movimientos sociales. Syriza mejor que nadie integró la voz de las calles, y aun teniendo una estructura de partido, incorpora elementos propios de un movimiento social horizontal en su organización y en sus mecanismos decisorios. La tensión representación-horizontalidad existe y no es una debilidad, sino una fuerza. 

Syriza es hoy el partido de las “cucarachas de Syntagma”, pero también el legítimo heredero de la resistencia y el antifascismo, de la resistencia política y de la resistencia material. Testimonio de ello es que un porcentaje del sueldo de los cargos electos de Syriza se destina a apoyar a las redes de solidaridad, y que las distintas administraciones locales y regionales de Syriza dan a estas un importante apoyo logístico.

Syriza no solo ha roto con ese siglo XX en el que las clases dominantes griegas hicieron todo lo posible para que jamás levantase la cabeza –y aún menos gobernase– ninguna formación política heredera de la izquierda histórica, también ha roto con el inmovilismo político y económico del consenso neoliberal que ha paralizado hasta ahora el proceso de constitución europea. Syriza ha efectuado una fuerteapuesta europea. No se hace ilusiones respecto de una “salida nacional” de la crisis, fuera del euro y de la UE. Esas ilusiones quedan para la extrema derecha nazi y para el búnquer estalinista en que se ha convertido lo que queda del partido comunista griego (KKE). 

La radicalidad del programa de salvación ciudadana de Syriza se plantea como exigencia de sentido común a nivel europeo. Sus propuestas de reestructuración de la deuda, elaboradas por un equipo que cuenta con economistas de la talla de Miliós y Varoufakis, son propuestas europeas, no solo nacionales. Grecia ha movido ficha como miembro del club europeo y su nueva mayoría está dispuesta a impulsar un proceso de cambio continental que recupere una Europa de los derechos y de la democracia efectiva. Otras fuerzas de otros países han recibido este mensaje que, aparentemente, también se ha recibido en las más altas instancias de la UE. 

Empieza ahora un gran pulso entre las poblaciones europeas golpeadas por las crisis y la instancia cuasi-federal europea. Ambos actores saben que estamos en el mismo barco y que es necesario salir de unas políticas económicas y sociales que son causa de depresión económica así como del desprestigio popular que sufre la construcción europea. La constitución europea de Giscard fracasó y fue rechazada en Francia y en los Países Bajos porque consagraba en su texto el orden neoliberal. 

Hoy, el cuestionamiento de la constitución material europea por parte de Syriza y de los demás nuevos actores europeos tal vez constituya el impulso necesario para una nueva etapa de la construcción europeaque corresponda al proyecto democrático y social expresado por Altiero Spinelli y otros padres fundadores en el Manifiesto de Ventotene (1944), ese manifiesto europeista escrito por desterrados del fascismo que sirvió de inspiración a la resistencia italiana. En él ya se afirmaba unaconcepción del socialismo enteramente dominada por la democracia y no tanto por los conceptos de Estado y de soberanía: "El principio verdaderamente fundamental del socialismo -afirmaba el Manifiesto- es aquel según el cual las fuerzas económicas no deben dominar a los hombres, sino ser sometidas, guiadas, controladas por el hombre, del modo más racional hasta que las grandes masas dejen de ser víctimas".

Los vencedores de las elecciones griegas de ayer no están repitiendo otra cosa tanto a escala nacional como europea. Se trata de recuperar la democracia como conjunción de la radicalidad y del sentido común.
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